Un llamativo móvil pericial de Gendarmería Nacional (un camión del cuerpo de Criminalística y Estudios Forenses) sorprendió a más de uno de los vecinos de calle Boedo (Carrodilla) esta mañana al ingresar a la sede del instituto religioso Antonio Próvolo, intervenido judicialmente y cerrado desde fines del año pasado.
En el lugar se investiga la comisión de abusos sexuales y corrupción de menores -episodios que habrían sido perpetrados contra chicos sordos-, y la investigación ya tiene 15 imputados (7 de ellos detenidos, entre quienes hay 2 curas y una monja señalados como autores).
Según destacaron fuentes judiciales, los peritos llegaron al lugar con la idea de tomar fotografías, medidas y recorrer minuciosamente cada sitio de los jardines. Esto forma parte de los preparativos para otra inspección más detallada que tendrá lugar a futuro y mediante la cual -con georadares de esa fuerza de seguridad- los investigadores buscarán cualquier objeto que pueda estar enterrado en dichos jardines.
Entre tantos detalles macabros que se han conocido luego de las denuncias de los exalumnos, llama la atención el dato aportado por una joven quien dijo que en el lugar murió un chico -mientras era alumno- y hasta destacó que el cuerpo fue enterrado en los jardines. La inspección con los geolocalizadores será clave para confirmar o desestimar esta versión -según los hallazgos que se hagan-, lo mismo que con aquellas que sostienen que en el lugar los curas enterraron cajas con documentación clave -información también aportada por algunos denunciantes-.