Con un fuerte y convencido "Sí, prometo" Adriel Sebastián Mestre Merfa (9) cumplió esta mañana con un deseo que le había quedado trunco. Cuando le faltaban sólo unas semanas para jurar la bandera junto a sus compañeros de cuarto grado de la escuela Don Bosco, en junio pasado, le detectaron leucemia y tuvo que dejar de asistir a clases para enfocarse en su tratamiento. Sin embargo no abandonó su escolarización, sino que ingresó en la Modalidad de Educación Domiciliaria y Hospitaliaria de la Dirección General de Escuelas (DGE) gracias a la cual pudo terminar el año. Ya recuperado, el jardín de su casa de Las Heras se convirtió en el escenario de la jura que fue acompañada por las autoridades de la DGE, su docente domiciliaria, familia y compañeritos.
"Quería jurar la bandera, porque sentía que era algo que me había quedado pendiente", contó a Los Andes con alegría Adriel, elegantemente vestido con el uniforme y una flamante banda celeste y blanca. Acompañado de su mejor amigo Juan Pablo celebró que el año que viene podrán volver juntos a la escuela para comenzar quinto grado.
"Si bien estuvo grave, siempre estaba contento y bien predispuesto", relató Beatriz Di Santo, la maestra domiciliaria que le fue asignada. Ella aseguró que el niño cumplió con todas las obligaciones que le asignó: "Realizó exposiciones orales de naturales, de sociales; ha investigado; ha hecho proyectos. Realmente se ha desenvuelto de una manera espectacular", subrayó la docente. De hecho terminó el ciclo con excelentes notas: "Se sacó 9 en Lengua y 10 en Matemática que es lo que más le gusta", precisó.