Un mito urbano existe en el Cementerio del Rosario, en la ciudad de San Luis, y es que un niño fallecido en 1940 se escucha llorar por las noches. Están quienes aseguran haberlo oído y quienes dicen que es mentira.
Lo que sí es innegable es que hay gente que le reza, le hace pedidos y le agradece. Su lápida está repleta de cuadros, fotos, cuadernos, libros, poemas de amor, juguetes, rosarios, chupetes, velas y flores, entre otras cosas, que son llevadas por la gente. Además, hay innumerables carteles de agradecimiento por supuestos favores concedidos.
En esa lápida descansan los restos de Camilo Rojas, un chico que murió de un disparo en el pecho cuando tenía 14 años y estaba jugando en la vereda. Su crimen ocurrió el 30 de noviembre de 1940, cuando un enfermo mental le disparó.
El mito urbano aseguran que concede favores pero que llora en las noches. Los que creen en él, dicen que ayuda a los más humildes pero que por las noches su lastimero llanto se deja oír entre las calles llenas de sombras de los barrios aledaños que rodean el viejo cementerio, según informa el Diario de La República.