"Me he criado acá, en el barrio de enfrente. Y recuerdo haber visto -cuando tenía 18 años- cómo algunos curas les pegaban a los chicos en la huerta con un palo. Los chicos estaban agachados y les pegaban. Al menos 4 veces vi cómo pasaba eso. La energía en el lugar siempre fue muy oscura", cuenta a Diario Los Andes el vecino Leonardo Ghilardi (30)
"Siempre sentí que algo pasaba, veía cómo les pegaban en la espalda. Eran chicos de 10 o 15 años. Les conté un par de veces a mis padres, pero no me creyeron. Y tampoco avisé a nadie más. Es como que no reaccionaba con lo que pasaba", destacó el joven.
"Nunca tuvimos relación ni hablamos con nadie del instituto. Siempre sentí una energía muy negativa en el lugar. Las ventanas siempre estuvieron cerradas, pese a que son muy grandes", siguió Ghilardi, quien tampoco ha declarado ante la Justicia dentro de la causa penal.