El caso tiene imputados a tres hermanos, aunque uno de ellos está siendo juzgado por dos causas más de abusos sexuales. En una de ellas, su propio hermano lo incriminó en plena sala de debates e hizo una fuerte acusación contra él.
Jesús (25), Diego (22) y Matías Concha (19) están detenidos desde el 12 de abril del año pasado como sospechosos del crimen de Trinidad, quien un día antes había desaparecido.
Sus restos fueron hallados de madrugada en una ripiera de Fray Luis Beltrán cercana a su domicilio. Tras una compleja investigación se determinó que la víctima fue abusada, asesinada y luego prendida fuego.
Estos tres jóvenes, vecinos de la niña, quedaron imputados y en prisión. El mayor de ellos, Jesús, no sólo está acusado en este hecho sino que es sospechoso de otros dos casos de abuso. Uno de los vejámenes tiene como víctima a otro de sus hermanos, un chico de 14 años.
Este expediente se inició luego de que Matías, uno de los detenidos por el crimen, estando en la cárcel pidió declarar. Este muchacho intentó despegarse del asesinato –propósito que no logró– y además acusó a Jesús de haber abusado del más chico de los Concha. A partir de este testimonio el fiscal Galdo Andreoni imputó al sospechoso de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la relación de hermanos.
Este suceso llegó a juicio y también se dirime en la Sexta Cámara, por lo que las autoridades llevan las investigaciones en forma paralela.
En un impasse por la causa de Trinidad, el tribunal le tomó declaración a Diego Concha, quien también señaló a Jesús por la violación del adolescente de 14 años.
Para sorpresa de las partes intervinientes en el debate, Diego le apuntó fuertemente y casi a los gritos dio detalles del vejamen. El sospechoso sólo mantenía la cabeza gacha, contaron las fuentes.
Los Concha, más complicados En cuanto a la muerte de Trini, la última novedad que dejó el debate fue el testimonio de un familiar político de los hermanos, que no los dejó bien parados. Esta persona sostuvo que el día del crimen los vio en la zona de la ripiera, por lo que se sigue cayendo la cortada de los acusados de que en esa jornada estaban buscando trabajo en una finca.
Además, en el juicio ha trascendido que los implicados tenían mala fama en el barrio San Cayetano y que las mujeres no se acercaban a ellos. Los tres están imputados por abuso sexual gravemente ultrajante y homicidio criminis causa (habrían matado a la niña para ocultar el abuso), con posibilidades de prisión perpetua.
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