Tres ldarones armados asaltaron la casa del intendente de Tupungato, Gustavo Soto, a plena luz del día y a metros de la comisaría 20.
Los sujetos entraron con armas y a cara descubierta y revolvieron toda la vivienda para llevarse apenas un celular y elementos de menor valor.
Pero mientras aparentaban “buscar algo concreto” amenazaron, maniataron y encerraron a su hija de 18 años del jefe comunal y a su empleada en distintas habitaciones.
La joven, que pasó un momento de pánico, logró zafarse de las ataduras y consiguió un celular para avisarle a su padre.
“Todavía no termino de procesar todo. La casa quedó hecha un desastre, pero pudiendo llevarse cosas de valor, las dejaron tiradas. Lo único importante es que no las lastimaron”, dijo todavía conmovido el jefe comunal. El radical reconoció que no quería que el hecho trascendiera, ya que dice que lo último que quiere es mezclar cuestiones en "este contexto tenso por lo electoral" Todos saben en Tupungato dónde vive el intendente Soto. Su casa se encuentra en pleno radio céntrico, a poco más de una cuadra de la plaza departamental General San Martín, un sitio muy transitado.
Su hija estaba trabajando con la computadora y vio por la ventana que golpeaban tres hombres, de unos treinta años. “A mi casa va gente todo el tiempo a buscarme, mis hijos están acostumbrados y yo muchas veces los hago pasar y atiendo dentro de casa. Ella creyó que venían a buscarme y apenas abrió, la empujaron e ingresaron”, narró el intendente.
Enseguida, Soto radicó la denuncia y ha dejado la investigación en manos de la Policía local. Se recabaron pruebas del domicilio, pero aún no hay noticias.
Sin embargo, hay muchas cuestiones del hecho que no le cierran al funcionario. “No voy a ponerme paranoico, sí reconozco que todo es muy raro. Decían que buscaban una caja fuerte, dinero y se encontraron con muchas cosas de valor y no se las llevaron”, cerró el intendente.