A 20 días del inicio del aislamiento social obligatorio, Vía Mendoza dialogó con dos familias mendocinas -con hijos de distintas edades- para conocer cómo transitan la cuarentena. Ambos matrimonios comentaron que están en sus casas desde que decretaron el aislamiento. Sin embargo, son las mujeres quienes salen de sus hogares para ir a trabajar, porque sus actividades están exceptuadas de la medida.
Cecilia Sosa está casada con Pablo Fernández y tienen dos niños: Sofía (11) y Emilio (7). En su casa es ella la única que debe salir todos los días porque trabaja como cajera en una cadena de supermercados. Su marido se desempeña como expendedor de combustible en una estación de servicio, pero no está trabajando porque es asmático e integra el grupo de riesgo.
"La única que se traslada soy yo para ir a trabajar. Y me está costando mucho porque siento que vuelvo a mi casa contaminada, porque hay muchas personas que no entienden qué es la distancia social en el supermercado. Cuando llego, me saco todo en la cochera y tengo un aerosol con alcohol preparado con el que limpio las llaves, el teléfono y todo lo que traigo del trabajo", indicó Cecilia.
Al quedarse en casa, Pablo se encarga de ayudar a los niños con los deberes. Al respecto, comentó: "Al principio los saturaron con tareas y no tenían un buen control. Las primeras semanas nos manejamos por un grupo de WhatsApp y ahora la escuela armó un blog desde el que se puede descargar la tarea del día". Teniendo en cuenta que los chicos pasarán un tiempo más estudiando desde casa, decidieron invertir en una impresora para las tareas.
Los Fernández notaron que con el encierro se modificaron sus horarios. "Los niños tiene su momento para usar Internet y ver tele, pero también los sacamos al patio a jugar. Tratamos de que hagan otras actividades dentro de la casa para que no estén todo el día con la tecnología. Jugamos juntos a distintos juegos de cuando nosotros éramos chicos como la batalla naval, las cartas y el Tutti Frutti".
En cuanto a lo negativo de la cuarentena, indicaron que es el no poder ver a los afectos. "No poder ver a mi familia, no poder abrazar a mi mamá me duele mucho", dijo Cecilia.
Cumpleaños en cuarentena
Los Moreira también compartieron cómo viven el aislamiento social en su casa ubicada en el departamento de Maipú. Pablo Moreira, trabaja en una escuela de Ciudad, por lo que entró en cuarentena unos días antes de que se decretara. Y su esposa, Andrea Biscaro, regresó a trabajar el 1 de abril, presta servicio está encuadrada en el rubro de ferreterías, pero lo hace en horario restringido.
Para pasar estas semanas dentro de su casa, el matrimonio realizó una compra grande. "Hicimos una compra del mes, que es la misma que hacemos todos los meses, y cuando necesitamos vamos al negocio que está en la esquina de casa. Pero no somos de salir a comprar seguido", explicó Pablo. Y resaltó que percibió un incremento en los precios de algunos productos pero que no había faltante de mercadería. Por otra parte, resaltaron que ahorraron en combustible, algo que también notó la familia Fernández.
Andrea y Pablo tienen dos hijos: uno en la primaria y la mayor en la secundaria. Respecto a cómo llevan adelante los estudios, comentaron que Martina (15), que está en tercer año, se contacta con sus profesores a través de distintas plataformas que brinda la escuela y por mail. Y la tarea de Segundo (10) la reciben por un grupo de difusión de WhatsApp y la devuelven por mail, respetando fechas y horarios de entrega.
Además, rescataron que los chicos son muy conscientes de lo que sucede y de que hay que cumplir con la consigna de quedarse en casa. Sin embargo, hay hábitos familiares que cambiaron para cuidarse entre ellos como por ejemplo no saludar a mamá cuando llega de trabajar hasta que se lave las manos. "Andrea llega, se saca la ropa en la entrada, se cambia y se lava las manos antes de estar con nosotros. No usamos el mismo calzado en la calle y en la casa, y desinfectamos el piso tres veces por día. Estamos un poco perseguidos con eso", comentaron.
Al estar en casa, aprovecharon el tiempo libre para hacer cosas del hogar como pintar y ordenar. También comparten de hacer gimnasia juntos y desde que empezó la cuarentena, se reúnen todas las tardes en el living para jugar a las cartas.
Pero no todo fue positivo, es que el avance de la pandemia y el aislamiento social impidió que la familia pudiera celebrar la ansiada fiesta de 15 años de Martina, el pasado 28 de marzo. "Tuvimos que digerir y asimilar la situación. Ella lo entendió bastante bien. Desde el salón tuvieron buena predisposición, hablamos una supuesta fecha que tampoco va a poder ser, pero ellos tienen voluntad de que se haga", relató Andrea.
Incluso Pablo cumplió años en plena cuarentena y, como muchos de los que cumplen en esta época, solo pudo soplar las velas junto a su esposa y sus hijos.