Laura Muñoz: "Estamos acostumbrados a que la Justicia sea favorable al poder"

Su testimonio fue clave para investigar a Boudou y a su ex marido Vandenbroele, en la causa que esta semana se confirmó su elevación a juicio oral.

Laura Muu00f1oz: u201cLa Justicia buscó las pruebas y estabanu201d
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Si bien su vida es como la de cualquier otra persona, Laura Muñoz dejó de ser una "mujer común" el día que se decidió a hablar y así comprometer al entonces número 2 del país, el vicepresidente Amado Boudou. Desde aquel momento pasaron 5 años y hoy la ex esposa de Alejandro Vandenbroele, quien sería el testaferro del kirchnerista, cuenta sus sensaciones en la antesala del juicio oral por la causa Ciccone, sin fecha aún.

"Ahora ya sabemos lo que pasó. La Justicia fue, buscó las pruebas, las encontró fácilmente, son contundentes; parece que tan loca no estaba. Pero se tardó tiempo", reflexiona la mujer que sacó a la luz la causa. Dice que ahora está más tranquila y que "recién empieza" a hacerse justicia.

Al ser consultada si está con custodia, respondió: "La situación cambió un montón, antes era un desastre. Tengo una protección integral, que es la que tendría que haber tenido siempre. Lo que pasa que acá la Justicia y el Estado se mezclan; entonces la Justicia pasa a ser cómplice del Estado y actúa en contra de personas como yo, que no es que le quise hacer un perjuicio al gobierno, yo dije la verdad. Ellos podrían haber tomado eso como un beneficio.

¿Ya no siente miedo?

- Me siento más segura ahora. La gente que está a cargo de la protección nuestra es personal idóneo, sabe cuál es su trabajo y cómo hacerlo.

Le tocó vivir una situación impensada, ¿Cómo fue encontrarse con la verdad?

- Estábamos casados. Uno va desmenuzando la situación hasta que la llega a comprender. Tampoco la comprendí del todo al principio. No era una persona que estuviera embebida en las noticias ni en la política. A mí me gusta el deporte, siempre fui docente, tenía mi hija más chica que era chiquita; el más grande que era preadolescente.

-Él empezó a cambiar, sus actitudes, su trabajo, sus rutinas. Empezó a presionarme para que fuéramos a vivir a Buenos Aires. Entonces yo le empecé a pedir explicaciones porque muchas cosas cambiaron: su personalidad, su tono, se puso muy agresivo siendo que él siempre fue muy amable. Y ahí empezó, de a poquito, a contarme lo que estaba haciendo. Yo al principio no le creí, pero me empecé a interesar y a leer diarios, ver programas de política, y me di cuenta de que había una réplica en los hechos de la realidad.

¿Qué la motivó a contar todo?

-Fue una cuestión moral. Uno puede tener esto en el ámbito privado, una empresa con un negociado ilícito entre privados. En ese caso yo no estaría de acuerdo, pero separábamos nuestras vidas y ya está. Ahora, él estaba colaborando en un ilícito en el que se estaba robando la plata del país. Él colaboraba con el Gobierno para estafar a los ciudadanos como vos y yo. Para mí no amerita dos segundos de reflexión, nunca dudé en decirlo o no.

-No lo comprendí al principio, pero después, fue el efecto rebote; del otro lado estaban esperándome. Ahí empezó un infierno en el que me sentí en tanta inferioridad de condiciones, tan vulnerable que no tenía capacidad de reacción. Después de esto, sé que Dios existe, porque hubo situaciones en las que salí ilesa y si me preguntás cómo hice, no lo sé. Fueron situaciones de un uno a uno, frente a un tipo con mucho poder.