Cuando Perú recibe el pedido de ayuda de la Argentina, ésta llegó de inmediato y sin restricciones por parte del país incaico, aunque no pudieron enviar embarcaciones porque Chile se alió a los británicos.
Perú también firmó órdenes de compra y certificados de destino final en blanco para adquirir armamento en Israel, ya que Israel no podía vender directamente a Argentina y romper su alianza con los ingleses.
El agradecimiento de Argentina llega también al fútbol. Es una tradición que la hinchada y el equipo de Perú siempre es respetado en los partidos con Argentina.
Todos admiten la gran labor del gobierno peruano en el ámbito diplomático, y sus grandes esfuerzos por llegar a un acuerdo poniendo fin al conflicto. Pero también el gobierno peruano ayudó con armamento y personal militar.
Durante la guerra, Perú siguió enviando personal técnico y repuestos de armamentos que viajaron en un Hércules, junto a un contingente de 10 aviones Mirage.
El comando era el N° 6 y el plan era partir de Las Joyas hacia Jujuy y de allí hacia Tandil, destino final. Se repararon los aviones, se cambiaron las banderas por argentinas, las patentes por otras de aviones derribados y llegaron en 3 horas a Jujuy. Todo en extremo secreto, ya que no podían ni pedir autorización de aterrizaje para que no los descubrieran los radares chilenos.
El Hércules tenía instrucciones de ir a Ezeiza, pero solicitando aterrizaje en pista alternativa por un desperfecto. De esa manera podía ir a la pista de la base Tandil. En 10 minutos el Hércules quedó cargado con todos los pilotos y mecánicos y partió. Los pilotos argentinos quedaron en total silencio, cada uno con su nuevo avión con el número de la patente del avión propio antes derribado.