El Parque Nacional Calilegua, en el departamento Ledesma, ofrece para esta temporada de invierno un paisaje pleno de contrastes, cultura originaria, gastronomía local y senderos que atraviesan una exuberante geografía, hogar del yaguareté y decenas de otras bellísimas especies.
A 115 kilómetros de San Salvador de Jujuy, una selva única crece al oriente de los Andes, justo bajo las planicies de altura de la Puna: las yungas.
Se extiende por las distintas alturas de los faldeos entre los 400 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, representando una variedad de ambientes en diferentes estratos de vegetación, integrados por flora y fauna específica: más de doscientas especies de árboles, ochenta de helechos, cien especies de mamíferos, quinientas de aves y más de treinta de anfibios.
Al ascender por la sinuosa Ruta Provincial 83, por la margen norte del río San Lorenzo desde la Ruta Provincial 34, se ingresa al Parque Nacional Calilegua -donde la atención al visitante se extiende por doce horas, de 7:30 a 19:30- para conocer los estratos de esta nuboselva y sus nueve senderos habilitados.
La mayoría de aquellos senderos atraviesan la selva pedemontana y parten en las proximidades de la seccional de guardaparques emplazada en el acceso, conocida como Aguas Negras.
Entre ellos se destacan el sendero Guaraní, un recorrido interpretativo donde aborígenes de la comunidad originaria explican la naturaleza a través de su cosmovisión. El clima de Calilegua se clasifica como cálido y templado, la temperatura media anual es de 21 °C y en invierno hay mucha menos lluvia que en verano.
Los testimonios de los turistas reflejan, desde las sensaciones, lo imponente del Parque Nacional Calilegua. "Nos encontramos con la diversidad de la flora y fauna, es emocionante estar dentro del Parque, esa diferencia de clima y geografía entre la Quebrada y las Yungas, es muy lindo", describe María Inés Cisneros, de La Ferrere, Buenos Aires.
El sendero El Negrito, que presenta mayor dificultad que el resto para recorrer el Parque Nacional, se inicia a cien metros de la segunda seccional de guardaparques, Mesada de las Colmenas, a 1.200 metros sobre el nivel del mar y con una interesante terraza de observación para el visitante.
"Hemos experimentado el contraste que existe entre la Quebrada de Humahuaca con clima seco, casi desértico y el verde de las Yungas. Lo lindo es que esas dos geografías tan distintas se encuentran a poca distancia y en una sola provincia", dejó expresado Javier Nicolás Verdeal, que llegó desde La Matanza, Buenos Aires.
"Es impresionante y maravilloso; es la tercera vez que lo visito y la verdad nos dan ganas de volver", dijo Nilda Cuello, bonaerense de Berazategui.
"Es la primera vez que vengo y ya quiero volver. Me gustó sobre todo la gente de Jujuy que está dispuesta a responder todas nuestras dudas. El parque es hermoso y estamos contentas de que la provincia pueda cuidarlo. Hemos aprendido mucho de la cultura guaraní, vimos aves propias de éste hábitat, es muy lindo Jujuy". Norma Silvestre, de Quilmes, provincia de Buenos Aires.
Dejando atrás Calilegua, continuando viaje y tras recorrer unos 60 kilómetros por la misma ruta se llega a San Francisco, un pintoresco poblado con servicios turísticos básicos y posibilidades de realizar excursiones locales a diferentes atractivos, como las Termas del Río Jordán, o bien seguir hasta Valle Grande y Valle Colorado, la antesala de la Puna jujeña.