Policías acusados de apremios ilegales en Andresito quieren declarar ante el juez

El abogado de los uniformados adelantó que pedirán ser indagados para defenderse.

Gustavo Quevedo denunció el hecho a través de la red social Facebook.
Gustavo Quevedo denunció el hecho a través de la red social Facebook.

Los siete efectivos de la Policía de Misiones que prestan servicio en la localidad de Comandante Andresito y fueron acusados de presuntos apremios ilegales contra un joven de 19 años, quien los denunció a través de las redes sociales, solicitarán en las próximas horas, a través de su abogado, ser indagados por el juez que sigue la causa, Martín Brites, del juzgado de Instrucción Tres, de Puerto Iguazú, informó Primera Edición.

El objetivo del petitorio de los policías es acelerar los tiempos procesales debido a la situación administrativa que atraviesan los uniformados de la sección Infantería de la Unidad Regional V de Puerto Iguazú. Los siete que están siendo investigados y podrían ser pasados a disponibilidad en caso de que la Dirección de Asuntos Internos compruebe su responsabilidad.

El caso se hizo público el domingo 19 de abril, luego de que la víctima publicara en su cuenta de Fecebook fotos de las marcas que le habrían dejado en el cuerpo los policías que intervinieron en el operativo en el que se controlaba el cumplimiento de la cuarentena obligatoria el sábado 18, en el paraje Deseado.

De acuerdo al relato del denunciante, un changarín de 19 años, y de un testigo ante la Justicia, esa tarde se movilizaban juntos en una moto hacia el paraje Itatí (donde residen), cuando fueron interceptados por cuatro motocicletas de la policía. Fue allí que tanto el joven como su amigo y vecino fueron maltratados, los obligaron a hacer flexiones de brazos y ordenaron que el acompañante se volviera a pie a su casa, mientras que al changarín lo escoltaron hacia el destacamento de paraje Deseado. Camino a la sede policial habría recibido la golpiza y obligado a más flexiones de brazos para luego secuestrarle la motocicleta y obligarlo a caminar trece kilómetros de distancia hasta su chacra.