Dolor en el periodismo de Córdoba; falleció Julio Moya

Murió este jueves, afectado por una enfermedad que lo mantuvo postrado y alejado de la profesión que amaba. 

Julio Moya, un apasionado del fútbol, del boxeo, del deporte. Y del periodismo. Se lo va a extrañar.
Julio Moya, un apasionado del fútbol, del boxeo, del deporte. Y del periodismo. Se lo va a extrañar.

Después de batallar con una cruel enfermedad, falleció este jueves 11 de abril Julio Moya, periodista de Vía Córdoba y coeditor de Deportes de Día a Día papel durante una década, entre otros medios por los que pasó, como la revista Al Toque, su hijo dilecto.

Sus restos serán velados desde las 23 de este jueves en Boulevard Servicios Sociales (Bv San Juan 537). El cortejo fúnebre partirá a las 14 horas rumbo al cementario Parque Azul en camino a Alta Gracia.

Desde hacía tiempo se mantenía alejado de la profesión, con su salud que se fue deteriorando pese al valor y la templanza con la que la enfrentó. Un querido y respetado compañero.

Julio Moya era un apasionado del fútbol, del boxeo, del deporte. Y del periodismo.

Amante del rock, de los libros, de las películas y los clásicos. Amigo de sus amigos, de las charlas al costado del fuego de un asado, y de las largas sobremesas con anécdotas que se mezclaban en una copa de buen vino.

Julio Moya era un periodista que compartía la llama de su ingenio, porque además tenía mucho de poeta y de loco lindo.

Habrá lágrimas por él, como varias de las que atesoraba igual que perlas entre los que lo leían. Porque tocaba los hilos de plata de quienes esperaban ansiosos sus relatos y narraciones.

Julio Moya titulaba con ingenio y agudeza. Una tapa se volvía memorable cuando se impregnaba con sus musas. Por eso el diario queda con una página en blanco, al mismo tiempo que sus entrevistas y semblanzas estarán grabadas por siempre. Es un consuelo, una idea reparadora, y una cobija para su familia y sus afectos.

Se fue Julio Moya, con esa sonrisa tan suya que era capaz de escudriñar el alma de los entrevistados, para pintarlos de cuerpo entero en una nota. Como si los estuvieras viendo, como si los escucharas... como si los conocieras de toda la vida. 

Falleció Julio Moya. Y no hay punto final en esa última nota. La imaginación lo hará volar un poco más allá. Que así sea.