Por el nombre de Dios: conocé la historia de fe y de amor a la pelota del club Medea

MEDEA, un club cristiano. La institución logró el ascenso a primera de la Liga Cordobesa de Fútbol y el festejo se dio el en el marco de las dos décadas que cumplirá en noviembre.

LA BIBLIA Y EL BALÓN. Medea se construyó entre la religión y el fútbol. En la Liga es uno de los clubes más ejemplare
LA BIBLIA Y EL BALÓN. Medea se construyó entre la religión y el fútbol. En la Liga es uno de los clubes más ejemplare

Por Jorge Nahum.

En Monte Cristo. La consagración tenía que ser en Monte Cristo. Hasta allí fue Medea a enfrentar a El Carmen, con toda la fe puesta en el título.

Los nervios le jugaron tan mala pasada al Tricolor, que no pudo con el último e igualó 1-1 con un equipo al que le llevaba 50 puntos de ventaja.

Y si Villa Azalais, que en ese momento terminaba su partido, le ganaba al CIBI, era el campeón de la Primera B de Liga Cordobesa.

Entonces, una vez más y más que nunca, el plantel de Medea se unió en oración en el campo de juego, junto a futbolistas del rival. Un momento emotivo y espiritual, golpeando las puertas del cielo.

Pocos minutos después se conoció la noticia de que Villa Azalais había empatado y que el ascenso a Primera de la Liga era para Medea, el Tricolor de Villa Libertador. Palabra de Dios.

"No soy yo, es la gracia de Dios en mi", reza la camiseta de los jugadores que festejan el campeonato.Con dos vueltas olímpicas, la primera en Monte Cristo (tenía que ser allí), y después en su imponente estadio para 25 mil espectadores en el populoso barrio del sur cordobés.

El festejo los une, como lo hizo la oración. A Raúl Villarreal, el fundador de Medea (Ministerio Evangélico Dios es Amor) y como club hace dos décadas. A Pascual Noriega, el recordado zaguero de Racing de Nueva Italia que es parte del proyecto desde su génesis, como el Panza Oscar López, el Peraca Héctor Maldonado y Miguel Ruthar, entre otros; a Milton Gómez, el volante que es dueño de una rotisería y que anotó el gol de la consagración. El primero que convierte. Lo que reza la remera, es así.

Parte de la religión. "La mayoría de los integrantes del plantel son formados en Medea. El técnico, Mario Álvarez, fue arquero y capitán del equipo. No es condición ser evangelista para integrar el equipo, se aceptan todo tipo de credos y muchos de ellos asisten al culto. Lo que se prioriza es la conducta y el amor al prójimo más que al próximo, al que está más cerca", explica Pascual Noriega, parado en el centro del estadio para 15 mil personas con césped sintético que es orgullo de Medea.

"Es un club de puertas abiertas y que se involucra con la sociedad del barrio, de la comunidad, de la sociedad", resalta Santos Jaime, Prosecretario del club. "También soy el coaching espiritual" se autodefine. Y el jueves previo a la definición del torneo, tuvo más trabajo que el habitual porque la ansiedad era mucha.

"Nos preparamos para ganar. Quizá el objetivo a priori no era el ascenso, pero sí confiábamos en este grupo", añadió Noriega.

Detrás suyo y de las tribunas de cemento, asoma la cúpula de la catedral de Medea, de 56 metros de diámetro, donde se practica el culto los miércoles y domingos. En total, el predio es de tres hectáreas y media, y la congregación reúne unos 100 mil fieles en toda Córdoba.

Además, en la acción de Medea se replica en 14 provincias.

Medea volvió a Primera, después de cuatro años en la B. Justo en el año de su vigésimo aniversario. La librería Luz de las Naciones, sponsor de la camiseta y proveedora de la indumentaria, se lucirá más cerca del cielo.