Comienza el juicio contra el Patrón del narco

Héctor Argentino Gallardo será juzgado desde esta semana. Se lo acusa de montar una red narco internacional desde Frontera y San Francisco. También, de haber mandado a matar a uno de sus empleados por traidor. Él niega todo: Sólo soy un comisionista.

Héctor Argentino Gallardo
Héctor Argentino Gallardo

Por Juan Manuel González.

De no haber dilaciones de la defensa, este jueves será sentado en el banquillo Héctor Argentino Gallardo, “el Patrón”, sindicado como un poderoso narco que operó desde Frontera y San Francisco en casi todo el país y en Chile: un jefe de sangre fría que, incluso, ordenó “cocinar” a uno de sus colaboradores ante la sospecha de una traición.

Él, en cambio, dice que es un "comisionista de toda la vida": "Si me das para vender un auto, lo vendo; un colchón, lo vendo; pero narcotraficante, no", le dijo a Día a Día desde la cárcel de Bouwer un año y medio después de ser detenido en el más impresionante operativo desplegado en Frontera-San Francisco, en diciembre de 2013. "El Patrón", en realidad, cayó en Orán, Salta, junto a Antonio Astrada.

Arrepentido. Unos meses antes, un "arrepentido" de la organización de Gallardo relató a la Justicia los pormenores de la red que habría traficado miles de kilos de cocaína y marihuana. Según este testimonio, en un campo cercano a Frontera se cocinaban 100 kilos mensuales de cocaína, que eran distribuidos por todo el país. La marihuna, en cambio, habría sido importada desde Paraguay, tanto por tierra como por aire. Ese testimonio anónimo, radicado el 25 de marzo de 2013, dio inicio a la investigación contra Gallardo: tres meses después, Gendarmería presentó un informe en el Juzgado Federal N°1 de Córdoba, que derivó en la investigación penal que lo tiene preso desde diciembre de 2013, cuando habría ordenado "cocinar" a uno de los suyos por traidor.

En este primer juicio Gallardo deberá responder ante la Justicia por dos acusaciones: el haber montado y comandado la red narco y por haber ordenado el asesinato de su excolaborador Raúl "Kako" Reynoso. Junto a "el Patrón" serán juzgdos Cristian Vera, el presunto sicario, Pedro Ibazeta y su esposa, Aurora Elvira Peña, ambos de Villa Nueva. Hay otros cinco imputados, pero solicitaron la "probation".

Sicario. Según la acusación, el 18 de diciembre de 2013, "el Patrón" Gallardo le ordenó a Cristian Vera que viajara desde Frontera hasta Posadas y allí "cocinara" a "Kako" Reynoso, el supuesto traidor. El crimen no se cometió porque Gendarmería, que escuchaba "en vivo" las comunicaciones de Gallardo, logró interceptar el auto donde viajaban Vera y Reynoso, secuestrándole al supuesto sicario una pistola 9 milímetros, con 15 balas en el cargador. "Reynoso es mi amigo, lo conozco de toda la vida, hasta me trae la familia a la 'visita'", le dijo Gallardo a Día a Día en mayo de 2014. Por eso, el testimonio del presunto condenado a muerte será clave en el juicio.

La investigación entiende que Gallardo tenía dos lugartenientes: Diego Martín Dotta y “Kako” Reynoso, el primero a cargo de obtener la pasta base en Salta; el segundo, de conseguir la marihuana en Misiones. A Dotta la Justicia lo detuvo en enero de 2013 en Güemes, en el límite entre Salta y Jujuy: iba con su pareja e hijo, y llevaba 15 kilos de pasta base. A Reynoso se le atribuye el trasladado de la marihuana desde Misiones a Frontera en vehículos con doble fondo. Un dato que podría ser investigado tras el juicio: el camión que conducía Dotta tenía un “buche” (escondite) que habría sido realizado en un taller de la avenida Donato Álvarez, al norte de la ciudad de Córdoba.

La caída. Así que en esos primeros días del verano 2013-2014, la estructura de Gallardo crujía: Dotta estaba preso y Reynoso lo había "mejicaneado". Al menos, eso creía Gallardo según la causa que será ventilada desde este jueves. Además, entre el 20 de agosto y el 12 de septiembre, otros tres transportistas importantes de la estructura habían sido detenidos en distintos procedimientos, mientras movilizaban 93 kilos de cocaína por varios puntos del país.

Aunque se dice que Gallardo era un capo narco, durante la serie de detenciones que se dispararon tras la orden de "cocinar" a "Kako" Reynoso, sólo fueron hallados seis kilos y medio de cocaína, en la casa del matrimonio Ibazeta-Peña, en Villa Nueva, que también serán juzgados junto a Gallardo: se los acusa de tener esa droga para comercializarla, por cuenta y orden de Gallardo. Esto no llama la atención de los investigadores: desde un principio trabajaron con la hipótesis de que "el Patrón" no tocaba la droga.

A lo largo de los meses, las escuchas telefónicas y la intercepción de SMS demostrarían la "intensa actividad" de compra venta de autos, que muchas veces sólo pasaban por las manos de Gallardo durante un par de días. Los autos serían "el vehículo" para canalizar los pagos de droga y para blanquear el dinero ingresado a través del narcotráfico. Dice la acusación: "Surge que como parte de pago del estupefaciente, Gallardo se había comprometido con la entrega de un vehículo con adaptaciones especiales", eufemismo de "doble fondo".

Las escuchas también sustentan la sospecha de que Gallardo contrató a colombianos para cocinar la pasta base que llegaba desde Salta en el campo La Josefina, en Frontera, que sería de su propiedad. En una comunicación interceptada entre Pedro Ibazeta y un colombiano llamado Luis, el primero le pregunta si ya tiene lista la "pintura blanca", y se oye la respuesta: "sí, dos bidones". El "arrepentido" que disparó la investigación puntualizó que Gallardo cocinaba, a través de "el Boliviano" 100 kilos de cocaína por mes.

La hipótesis de que Gallardo haya regentado una flora de aviones narco que surcaron los cielos del norte argentino hasta su caída fue planteada por el “arrepentido”, quien detalló que las avionetas cargadas de marihuana aterrizaban en pistas de Chaco y Santiago del Estero. El colaborador detalló que la organización de Gallardo traficó 4.500 kilos de marihuana por esta vía entre septiembre y octubre de 2012.

Ante Día a Día, Gallardo reconoció que contrató colombianos, pero aseguró que estos trabajaban vendiendo por las calles de Frontera y San Francisco los muebles que él fabricaba, a través de los llamados créditos "gota a gota", de pago semana. Gallardo reconoció como propios una fábrica de muebles, otra de colchones sommiers y un aserradero, además de varios vehículos para fletes.

Luego de este juicio, le esperará a Gallardo (en fecha no establecida) un proceso por lavado de dinero, aún en trámite, que incluye operaciones de compra de autos, camionetas y una flota de camiones, campos, cereales y varias casas: se cree que las viviendas que ocupaban los miembros de su organización, incluyendo donde vivía “Kako” Reynoso, el traidor que iba a ser ajusticiado, son propiedad de “el Patrón”. ¿Repetirá en el juicio lo que le dijo a Día a Día hace dos años y medio? “Dicen que soy millonario, pero mis hijos almuerzan en el comedor de la escuela”.