Samira vuelve a casa, tras 15 días internada

La pequeña que casi se ahoga en la pileta de un club está cerca de dejar el Hospital de Niños. Sus allegados cuentan las claves de su recuperación.

Samira podrá dejar hoy el hospital, al que llegó con muy pocas esperanzas de vida. La recuperación fue asombrosa.
Samira podrá dejar hoy el hospital, al que llegó con muy pocas esperanzas de vida. La recuperación fue asombrosa.

Los 10 primeros minutos desde que alguien se ahoga son fundamentales para la recuperación. El llamado "período de plata" es clave porque, después de ese tiempo, la falta de oxígeno en el cerebro comienza a hacer estragos en el cuerpo del accidentado.

El policía Gonzalo Suárez sabe contar. Por eso no dudó en reanimar pronto a Samira Iñiguez, la niña que casi pierde la vida en la piscina de un club de barrio Alberdi.

Al menos tres claves definieron el éxito en su recuperación. Suárez supo cómo reanimar pero además, la ambulancia llegó a tiempo. Por fortuna, la pequeña oriunda de Parque República pasó poco tiempo debajo del agua. Y esto fue gracias a que aquella tarde de septiembre, los testigos eran varios en el Club Universitario.

"En el momento del accidente se diluyen algunos detalles pero, en el caso de Samira, el rescate fue fundamental –explica Liliana Luján, jefa de la sala de Terapia Intensiva donde la pequeña estuvo internada una semana, antes de pasar a sala común–. Aunque en un comienzo costó sacarla del agua, lo bueno es que hubo muchos testigos. A veces pasa que los padres se dan cuenta cuando ya es muy tarde".

Sin escudos. La precisión de Suárez no fue casual: además de policía es enfermero profesional y trabajó 13 años en tres servicios médicos de emergencia. Ahí entendió que, en un ahogado, no basta con la clásica respiración boca a boca. También hay que hacer un apoyo ventilatorio, es decir, presión con el aire para que éste desplace el agua que se encuentra en los pulmones del accidentado.

Retirar el agua del cuerpo mediante una maniobra de reanimación no es problema para Suárez. Aunque ha salvado a una innumerable cantidad de niños y ya casi no se sorprende, con Samira fue la excepción. "Uno se va formando una coraza para que no te afecte. Pero con ella no pude protegerme. No me esperaba tanta repercusión", reconoce.

El hombre que no se inmuta con nada no supo cómo reaccionar ante el enjambre de periodistas. “Estoy en contacto permanente con la familia de Samira, pero no suelo ir mucho para no presionarlos”, dijo Suárez, quien contó que se enteró del alta por un mensaje que le enviaron por WhatsApp.

Fue el viernes pasado, mientras tomaba mate en su casa de barrio 20 de Junio, cuando un amigo le mandó la captura de pantalla de un titular de televisión. La niña que había rescatado estaba cerca de irse a casa, después de permanecer internada 15 días en terapia y luego sala común del Hospital de Niños.

Fuentes del centro de salud aseguran que este martes la pequeña puede volver a casa y su padre, Javier Iñiguez, lo confirmó. Sin embargo se excusa por no brindar más información. Prefiere preservar a la pequeña, que hasta hoy no conoce los detalles de lo que pasó aquella tarde del 11 de septiembre, cuando a las 19.10, quedó atascada en el filtro de la pileta del Club Universitario de Córdoba.

Gonzalo Suárez suele llegar a las 20 al club para buscar a su hija, que juega al jockey. Sin embargo ese día llegó una hora antes para llevarle la merienda. Esta casualidad, que derivó en rescate –para él–, no fue casual: “Sin dudas que los niños tienen un ángel”, dice.