El boxeador cordobés que viajó en camión a Buenos Aires para entrenar con la Selección

Agustín el Principito Vergara se prepara para el Preolímpico. No tenía movilidad y la travesía fue complicada. Un luchador que superó desafíos.

El Principito Vergara se subió al camión para perseguir su sueño olímpico.
El Principito Vergara se subió al camión para perseguir su sueño olímpico.

Apenas la Selección argentina de boxeo recibió la autorización para retomar los entrenamientos y enfocarse en el Preolímpico, Agustín el Principito Vergara se subió a ring. En realidad, primero se subió al camión...

Es que el pugilista (20 años), representante cordobés en la Selección en la categoría 63 kilos, debía viajar a Buenos Aires, en plena cuarentena por el coronavirus, con restricciones para viajar, sin transporte publico y pocos recursos para otros medios de movilidad.

Entonces, cuando parecía estar entre las cuerdas, apoyado en la solidaridad de su entorno decidió irse a Buenos Aires en camión, como informó en su momento el sitio especializado en boxeo, A la vera del ring.

El Principito Vergara y Jorge, el camionero que lo llevó hasta Buenos Aires. Más de un día sentado en la cabina, para seguir en la pelea.
El Principito Vergara y Jorge, el camionero que lo llevó hasta Buenos Aires. Más de un día sentado en la cabina, para seguir en la pelea.

"Me llama Fabricio Nieva, el técnico principal de la Selección, porque el 20 de agosto tenía que estar en Vicente López​ porque si no quedaba afuera del campo de entrenamiento, y que no tenían movilidad para mí. Así que con mi técnico Manuel Albarracín nos pusimos a buscar. Un primo de él, Luis Cáceres, que es sponsor mío, nos contactó con Jorge, un camionero. Cargaron el camión desde las dos de la tarde con envases plásticos y salimos", repasó el Principito en Via Córdoba. 

"Llegamos a Rosario a la medianoche y paró para dormir, porque venía viajando desde antes. Tenía un colchón para tirarse atrás, pero yo tuve que dormir sentado en la cabina, hasta las 5 que sonó el despertador. De ahí fuimos hasta Zárate, para descargar, y llegamos a Buenos Aires tipo mediodía", completó la hora de ruta.

Pero como al camión no lo dejaron circular por la ciudad, el pugilista tuvo que caminar por varios kilómetros con el equipaje. Y además, con un esguince en el tobillo derecho.

En la "burbuja" de Santa Teresita, después de 10 días de aislamiento en Buenos Aires. Ya con los guantes puestos.
En la "burbuja" de Santa Teresita, después de 10 días de aislamiento en Buenos Aires. Ya con los guantes puestos.

"Tenía que llegar, rengueando, como sea. Sobre todo porque me dijeron que voy a estar en el Preolímpico. Y viajar en un camión fue una buena experiencia, porque vi como es la vida de ellos, también muy dura. Lo feo es que me pasé un día sentado, sin poder bajar porque era el pedido de la empresa del camionero. Y sin poder dormir bien".

En cuanto a las dificultades del viaje en la cuarentena, aseguró: "No le tengo mucho miedo al virus, me cuido mucho. Y pasamos Córdoba y Santa Fe sin controles. En la ruta no se veía un alma".

Ya con los guantes puestos, se vino otro confinamiento, aunque esta vez muy activo. "En el hotel estuvimos 10 días aislados, con doble turno diario entrenando por Zoom y por video llamada. El 30 de agosto salimos hacia Santa Teresita, donde estamos instalados ahora, en una una 'burbuja' que cuenta con gimnasio, y ahí podemos entrenar juntos, como en la parte netamente de boxeo", explicó el Principito.

Con 20 años, el pugilista es una prometedora figura de la Selección que se prepara para competir en los Juegos de Tokio.
Con 20 años, el pugilista es una prometedora figura de la Selección que se prepara para competir en los Juegos de Tokio.

"A Córdoba voy a volver con el catamarqueño Corso y con Mirko Cuello, en auto. Nos vamos a hacer los hisopados y vamos a tener los permisos por haber estado con la Selección. Espero que la vuelta no sea tan complicada", anticipó.

Y después, esperar que los Juegos en Tokio se realicen, en principio 2021. Y cumplir sueños en ring. "Desde los 6 años voy a los gimnasios. Mi papa, que boxeaba (Marcos el Príncipe Vergara), no quería que yo lo hiciera. Fue una decisión mía. El prefería que jugara al fútbol, y lo hice como volante por derecha en Racing y en Juniors, pero lo dejé por el boxeo".

Hijo del también boxeador Marcos el Príncipe Vergara, el púgil fue futbolista y atravesó una infancia marcada por las drogas. Que incluso lo llevó a la cárcel. Luchador.
Hijo del también boxeador Marcos el Príncipe Vergara, el púgil fue futbolista y atravesó una infancia marcada por las drogas. Que incluso lo llevó a la cárcel. Luchador.

Una lucha. El sacrificio que lo fue templando en una niñez y adolescencia marcada a fuego por las adicciones y por caer preso acusado de robo. "Dios, mi viejo y el boxeo me ayudaron a salir", afirmó en su momento. No se iba a amedrentar por un viaje a Buenos Aires en camión.