La arenga de un asalto escandaloso: "Esta noche 'jugamos', hay que pagar las vacaciones"

Pasaron ocho meses del robo a una fiesta en Cofico con empresarios, políticos y jueces por parte de una banda integrada por el subcomisario de Villa Allende. Hasta el momento, el botín no apareció. En qué finos indicios investigativos se basó el fiscal Raúl Garzón para dictarles la prisión preventiva.

La arenga de un asalto escandaloso: "Esta noche 'jugamos', hay que pagar las vacaciones"
El momento del arresto\u002E

Por Alejo Gómez.

Los "viejos" detectives aseguran que ya casi no quedan en Córdoba bandas de delincuentes profesionales. No niegan la inseguridad reinante en la provincia; pero remarcan que muchas bandas de hoy se componen de "arrebatados" que en la mayoría de los casos no tienen la capacidad para borrar sus huellas. Los ladrones profesionales serían aquellos que se concentran no sólo en el blanco a asaltar (con tareas de inteligencia y logística), sino también en la habilidad de hacerse "humo" para la investigación posterior.

La banda de delincuentes que el 24 de diciembre pasado invadió una casa de barrio Cofico donde brindaban políticos, jueces, abogados, funcionarios, empresarios, exministros y otras personalidades de la clase alta cordobesa se movió como se mueven los profesionales.

Para refrescar la memoria, el robo fue un escándalo por el "nivel" de las víctimas y especialmente porque minutos después se detuvo a cinco sospechosos del golpe comando, y entre ellos se encontraba el subcomisario Víctor Ariel Barrionuevo (37), a cargo de las investigaciones en Villa Allende.

El jefe policial estaba acompañado por Roberto Rivero (45), Daniel Hugo Zárate (40), Carlos Sebastián Bruni (34) y Roberto Antonio Olmos (41), cuatro hombres con cierto renombre en el mundo del hampa, algunos con antecedentes por robos calificados e incluso por un homicidio.

"Otra vez el culiado ese", se escuchó en la frecuencia policial cuando los uniformados los detuvieron, y uno de ellos hizo referencia a que Barrionuevo era parte de la banda. Ese audio evidenció que la Policía sabía que Barrionuevo estaba metido en algo, y la Justicia y el Tribunal de Conducta Policial se pusieron en alerta.

La gravedad del asunto fue tal que el gobernador Juan Schiaretti echó al director de Investigaciones Criminales, Calixto Luna, y apartó a los jefes de Investigación de Zona Noroeste y de Zona Norte, de los cuales dependía la Brigada de Investigación civil de Villa Allende que lideraba Barrionuevo.

Los cinco acusados están con prisión preventiva en Bouwer por disposición del fiscal del Distrito 3, Turno 7, Raúl Garzón, quien instruye la causa por "violación de domicilio" y "robo calificado por el uso de arma de fuego".

La banda llegó a la casa de la reconocida abogada María Teresa Panetta con un "dato" de que ahí se guardaba una importante cantidad de plata. Pero la información al parecer no era certera, y entonces robaron los celulares, joyas, alhajas, billeteras, relojes y cosas del estilo que tenían los 40 invitados a la cena de Nochebuena.

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Sin embargo, a casi ocho meses de ese asalto que tuvo repercusión nacional, el botín no apareció. Apenas se encontraron 11 costosos celulares porque se les activó el sistema de localización. Estaban en un tacho de basura en Bajo Pueyrredón, bastante lejos de la bajada Alvear, donde la banda fue arrestada. Y "casualmente" eran los únicos celulares que tenían sistema de rastreo, algo que a los asaltantes no les pasó inadvertido.

"Son tipos de la noche". El análisis de las cámaras de seguridad arrojó que los acusados se reunieron con una camioneta Peugeot Partner y otra Ford Ranger a las 23.10 del 23 de diciembre en la bajada Alvear (que comunica el Centro con Cofico), "camuflados" entre la cantidad de vehículos que transita ese sector céntrico.

A las 23.43 arrancaron y se fueron del lugar, mientras que el asalto en calle Faustino Allende al 400 fue entre las 00.05 y las 00.30 del día 24. Instantes después, las camionetas llegaron nuevamente a la bajada Alvear, donde fueron rodeadas por móviles del CAP. Un tercer vehículo sospechoso arrancó a toda velocidad y se perdió en la noche.

Los cinco arrestados tenían cinco handies para captar la frecuencia interna de las patrullas, un equipo portátil policial, discos de corte, amoladoras, sogas, guantes, cuellos polares, pasamontañas, una pinza corta pernos, barretas, celulares y un revólver calibre 38. Pero del botín, ni rastros.

“Son tipos ‘de la noche’, saben dónde y cómo pararse”, confió un avezado investigador al ser consultado sobre cómo habrían hecho para deshacerse tan rápido de las cosas robadas.

El botín saqueado en la casa de Panetta es una prueba importante para la investigación del fiscal Garzón. La primera medida fue investigar de lleno a los policías de los patrulleros que llegaron a la bajada Alvear: era imposible no sospechar de una posible connivencia policial para proteger a Barrionuevo. "Los investigamos a fondo, a ellos y su entorno. Pero no surgieron pruebas de que hayan ocultado el botín", confiaron detectives del caso. Otra opción, más difícil de corroborar, es que una parte de la banda haya logrado escapar antes de la llegada de los móviles.

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Ante la falta de esa prueba, la Policía y la Fiscalía se basaron en finos indicios surgidos de meses de análisis, pericias, testimoniales, cruce de datos, audios, escuchas y registros telefónicos. Garzón dictó la prisión preventiva de los sospechosos y logró que un juez de Control la confirmara y desestimara la apelación de los abogados defensores, dejando la causa a las puertas de la elevación a juicio.

Indicios. "Actuaban como profesionales, absolutamente fríos, sin temor. No estaban drogados ni nada por el estilo", dijo por esos días a la prensa la dueña de casa, Teresa Panetta.

Una venda en su pómulo izquierdo cubría el golpe que le dieron los ladrones encapuchados cuando entraron tras forzar el garaje, pese a que la cuadra contaba con seguridad privada.

En el living se encontraban entre otros Olga Riutort, Sebastián López Peña (miembro del Tribunal Superior de Justicia), el juez federal Luis Rueda, el exfiscal general Darío Vezzaro, los abogados Carlos Hairabedian y José Cafferata Nores, el exsecretario de Transporte Juan Carlos Díaz Cardeilhac y el poderoso empresario y exgerente de Kolektor Hermann Karsten. Todos terminaron el brindis en el suelo, boca abajo, con un arma cerca de la cabeza.

La banda insistía por una caja fuerte, pero no la hallaron o no había y a los minutos fugaron.

Entre los indicios de prueba para justificar la prisión preventiva, además de las herramientas y equipos de comunicación que llevaban en los vehículos, se encuentra la vestimenta. Ocurre que al menos dos de los detenidos tenían la misma ropa que habían descripto las víctimas del asalto.

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Los handies policiales secuestrados fueron otro indicio irrebatible. También el revólver calibre 38. Barrionuevo no tenía su arma reglamentaria, la cual fue incautada poco después en su domicilio.

El fino desmenuzamiento de la información telefónica también acorraló a los cinco sospechosos en cuanto a sus movimientos y la comunicación que mantuvieron antes y después del espacio horario del robo. "Llamó la atención que todos usaron reiteradas veces sus teléfonos esa noche, excepto en la franja en la que se consumó el delito", contó otro investigador con acceso a la causa. Sólo uno de los cinco acusados usó brevemente el celular en la misma franja horaria: lo llamó una mujer, él atendió, le dijo "estoy trabajando" y cortó.

Las cámaras de seguridad ratificaron los movimientos y la hora exacta de esos movimientos.

Del análisis de los celulares de los detenidos llamó la atención esta frase surgida poco antes del asalto: “Esta noche 'jugamos', muchachos. Hay que pagar las vacaciones”.

Karsten estaba. En la investigación judicial consta que de la cena privada participaba el empresario Hermann Karsten, un hombre del círculo íntimo de José Manuel de la Sota y gerente de la empresa Kolektor hasta fines de 2014. Antes de esa fecha, el nombre de Karsten pasaba inadvertido para la mayoría de los cordobeses. Pero una cámara oculta que se filtró lo mostraba ofreciendo pauta publicitaria a un periodista a cambio de "proteger" al empresario porteño Horacio Miró. Luego se supo que Karsten manejaba o participaba de varias empresas contratadas por la Provincia cuando De la Sota decidió tercerizar el cobro de la mora impositiva.

La presencia de Karsten en esa cena de Cofico es, cuanto menos, cuestionable desde lo ético y preocupante desde la equidad que se espera de la Justicia.

Sucede que

el empresario recibió varias denuncias judiciales en Córdoba e incluso en otros países

, lo que lleva a preguntarse cómo es posible que estuviera en un brindis con miembros de la Justicia Federal y del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.