Mobbing: El ataque a los buenos

Cada vez más común, el acoso laboral erosiona el desempeño de empleados cumplidores. En qué consiste y cómo salir sin tirar la toalla en el intento.

Mobbing: El ataque a los buenos
Acoso laboral\u002E

Por Natalia Lazzarini.

La masacre en la fábrica de hielo de San Vicente, en la que un hombre mató a dos compañeros e hirió al encargado aparentemente por no soportar las constantes burlas, encendió una vez más el alerta en el llamado "acoso laboral". Aunque especialistas coinciden en que éste no habría sido un caso de mobbing (en la que el acosador trata sistemáticamente de desplazar al acosado), al parecer sí se dieron características de un ambiente de trabajo hostil.

"Técnicamente, en San Vicente no se habría dado un caso de mobbing, sino de un clima hostil generado hacia una persona que habría sido constantemente objeto de burlas. Es lo que lo lleva a sobre-saturarse y cometer el ataque irracional ya conocido. La reacción del asesino sí puede compararse con la posible reacción de una víctima de acoso laboral muy intenso", explica Carlos Toselli, excamarista laboral y docente de Derecho del Trabajo en las facultades de Ciencias Económicas y Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba.

El término mobbing, también conocido como "acoso laboral", fue utilizado por primera vez por Konrad Lorenz para describir la conducta de un grupo de animales que minuciosamente acosa a un miembro del grupo para alejarlo. En 1990, el psicólogo usó la palabra (que en inglés significa ataque mafioso) para describir un hostigamiento en el ámbito laboral.

"Es un maltrato psicológico deliberado, prolongado y habitual (por lo menos una vez por semana) que recibe un trabajador por parte de una o varias personas de una organización laboral, que tiende a minarlo psíquica y socialmente para lograr eliminarlo de la organización", agrega Jorge Cáceres, expresidente del Colegio de Psicólogos de Córdoba.

Minar la psiquis. Los especialistas aclaran que el acoso laboral no siempre se da "en forma vertical", de jefe a empleado. También se dan casos a la inversa, cuando un grupo de empleados se confabula para desplazar a un jerárquico. El mobbing puede ser además una estrategia empresarial para deshacerse de trabajadores sin pagar el costo de la indemnización.

“En 2004 me tocó resolver el caso de alrededor de 20 trabajadores que habían sido hostigados en una importante empresa de servicios públicos de Córdoba. Después de la crisis de 2001, la ley de emergencia social obligaba a las organizaciones a pagar doble indemnización por los despidos sin causa. Y en ese momento, hubo un jefe que robaba la clave informática de los empleados, los mandaba a su casa y los llamaba para que aceptaran el retiro voluntario”, contó el exjuez laboralista Toselli.

El cambio de las condiciones de trabajo y la sobrecarga laboral son dos de las estrategias más comunes de un acosador hacia un acosado. Cáceres agrega otras: evaluar su trabajo de forma sesgada o sin equidad, amenazar a la persona con el despido o los traslados forzosos, difundir rumores, ridiculizar gestos y conductas de utilización perversa de la comunicación (ignorar, excluir, interrumpir constantemente, gritar para intimidar).

Derrumbe. "El empleado comienza a sufrir un malestar psíquico y corporal que no es causado solamente por el nivel de exigencia del trabajo, sino por la adecuación de sus recursos y capacidades para hacerle frente a estas exigencias y clima hostil", indica Cáceres.

Como una gota que termina erosionando una piedra, el acosador y sus cómplices (que contribuyen a difundir los rumores) van minando la psiquis del acosado, quien se termina aislando y hasta enfermando. “En una primera etapa, el sujeto se siente incrédulo. Piensa: ‘¿por qué a mí, si soy buen empleado?’ Después se da cuenta de que es perseguido, se debilita y se cree que hace todo mal. Se vuelve huraño y se aísla”, explica Toselli.

Por lo general, los sujetos agredidos son buenos trabajadores, no faltadores en esencia. Pero con el paso del tiempo, comienzan a faltar porque básicamente odian ir a trabajar. "Se dice que los acosadores son personas patológicas que disfrutan hostigando. Muchos psicólogos los describen como seres narcisistas, que creen que nadie puede hacer las cosas como ellos. Cuando notan que existe alguien afable, que genera consenso y puede minar su poder de decisión, tratan de que se vaya o deje de ser lo que es", agrega el exjuez.

La mayoría de estas historias no tienen final feliz: el trabajador víctima de mobbing termina pidiendo una carpeta psiquiátrica o comienza a cometer errores y concluye despedido con causa. En otra de las situaciones posibles, pedirá asistencia a un abogado y éste le aconsejará que se declare en despido encubierto, "y entonces le hará el juego al acosador", en términos de Toselli.

Cáceres aconseja fomentar los lazos colectivos, "individualmente es muy complejo afrontar una situación de acoso". Buscar el asesoramiento de gremios o profesionales que visualicen el problema, aunque reconoce que no es fácil. "No existen leyes específicas para prevenir el acoso laboral. Muchas veces, estos casos pasan inadvertidos porque socialmente se acepta la modalidad autoritaria de gestión", indica el psicólogo, para quien las empresas deben hacerse responsables.

Ambos especialistas advierten que existe un vacío legal. "La ley de protección integral de la mujer incorporó el acoso laboral. Todavía faltan normas específicas para prevenir este acoso que termina produciendo niveles de ruptura psíquicas y enfermedades mentales muy graves en quienes lo padecen", finalizó Toselli.