Historia de dos puestos de choripán: mantener el fuego prendido en la cuarentena

Martín y Luisito hablan de cómo mantuvieron viva la llama de vender el chori para ganar el pan.

Chori Martin, Arturo Capdevila 619, Córdoba
Chori Martin, Arturo Capdevila 619, Córdoba

Atravesaron días durísimos e impensados para una actividad que en Córdoba es indispensable como vender el chori para ganarse el pan, pero se mantienen en pie y esperan que la cosa repunte.

Son dos referentes de la venta de choripán y cada uno con sus particularidades coinciden en que al comienzo de la cuarentena se la vieron muy complicada pero se mantienen confiados y no hay humo que los haga llorar.

Aquí las historias de Martín, de Arturo Capdevila 619 en el norte de la ciudad y Luisito, en Plaza España del Parque Sarmiento.

Chori Martín: esquivando el descenso. Martín Ríos usa la metáfora futbolera para describir la situación de su puesto, que no cerró en cuarentena pero que bajó drásticamente sus ventas: "Nos íbamos al descenso, pero pudimos llegar a la Promoción", grafica con un ejemplo que al futbolero promedio no le deja dudas.

"El comienzo fue durísimo nos mantuvimos vendiendo para llevar, tenemos mesas y sillas y antes atendíamos a unas 200 personas pero eso quedó suspendido", comienza.

Tras el primer impacto, comenzó la amenaza del "descenso": "bajamos las ventas en un 80 por ciento y comenzamos a vender para llevar, usamos las redes sociales", dice Martín que indica que pasaron a vender un promedio de 20 choripanes diarios, muy lejos de aquellas jornadas con hasta 200 clientes".

A base de esfuerzo y manteniendo al personal, el "Chori Martín" atravesó el peor momento y enderezó a la "Promoción" que les evitó el temido cierre: "de a poco nos recuperamos, estuvimos en un 70 por ciento menos y ahora estamos en un 50 por ciento", comenta mientras aguarda con expectativas que esta nueva fase de la cuarentena les permita mejorar los números: "podemos habilitar la mitad de las mesas que tenemos", apunta.

No obstante esta realidad, Martín cuenta que tiene amigos en el rubro gastrónomico que no han corrido con la misma suerte "sé de varios que han tenido que cerrar", dice para valorar más lo conseguido.

Chori Luisito, reabriendo. "No hay que llorar ni hacerse drama", dice Luisito y agrega: "Luisito, el auténtico", para reafirmar su nombre, conocido por los miles que pasan por Plaza España.

¿Cómo fueron los primeros meses de la cuarentena? Para él directamente no "fueron": "el puesto estuvo cerrado por tres meses y ahora estamos reabriendo", dice con expectativa, aunque reconoce que la mano viene complicada.

"Estamos abriendo por las noches y se ve poco movimiento", relata sobre una zona muy concurrida en tiempos previos a la cuarentena.

Normalmente, pasan por allí cientos de estudiantes, gente que pasea por el parque, taxistas y otros trabajadores pero todos están ausentes y eso se siente en sus ventas: "antes vendíamos unos 80 chorizos por día, pero ahora en este arranque se vende muy poco, no pasa nadie por la calle", se lamenta.

Pero la malaria no le quita el optimismo y no se deja ganar tampoco por la amargura o la queja: "acá estamos, abrimos y tenemos trabajo, no hay que hacerse drama, no ganás nada por hacerte mala sangre", reflexiona.

Con gran esfuerzo, Luisito dice que no pierde las esperanzas y que espera que con el correr de los días se empiece a ver más gente y también le pone fichas a que pasen los días fríos de un invierno cruel.

"Seguimos en pie y mis ayudantes siguen", comenta cuando le preguntamos por las fuentes de trabajo: "por ahora nos turnamos y vienen un día cada uno", comenta mientras espera la caída de la tarde para abrir su carro donde ofrece el típico plato cordobés.

El Dato. Ambos puestos ofrecen el choripan "básico" a 180 pesos.