Laburos difíciles: la fragilidad de los cuerpos

Elina Moretta se especializó en Medicina Legal y una de las prácticas a la que se dedica es la tanatopraxia. En esta nota, cuenta de qué se trata y por qué eligió esta profesión.

Laburos difíciles: la fragilidad de los cuerpos
Elina Moretta

Por Fabricio Esperanza

Es difícil establecer una línea que separe un trabajo considerado "normal", de un laburo que escape de las rutinas cotidianas desarrolladas por la mayoría de la gente. Es más, de las actividades que cualquiera definiría como extrañas o difíciles, para quienes las practican no son otra cosa que su lugar común, su espacio conocido. Sin embargo, para la inmensa mayoría, existen tópicos que ingresan de cajón en la clasificación de lo "raro", y sin duda que uno de ellos es el trabajo con cadáveres.

Elina Moretta es una médica de 39 años nacida en San Basilio, al sur de la provincia de Córdoba. Se especializó en Medicina Legal, y actualmente se desempeña como forense en la Unidad de Constatación y Certificación de Óbitos del Ministerio de Salud: su tarea es determinar, en función de estudiar los cuerpos que ingresan, la causa del fallecimiento. Pero además de esto, Elina tiene otra actividad, que en términos técnicos se denomina tanatopraxia.

–¿Tanatoqué…?

–…praxia. Es el proceso artificial de conservar, de forma temporaria, un cadáver. Por lo general, esta práctica la puede realizar cualquier persona que tenga conocimientos acabados de anatomía, no hace falta ser médico. Hay varias escuelas de tanatopraxia y tanatoestética.

–¿En qué consiste el procedimiento o la técnica?

–Se realiza la introducción de un líquido conservador, que es formol al 40 por ciento, y de esa manera se consigue preservar, reitero que temporalmente, los tejidos del cuerpo.

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–¿Y en qué casos se necesita hacer esto?

–Por lo general, cuando por algún motivo el cadáver tiene que transitar un cierto tiempo antes de su destino final, con la fisonomía normal. Por supuesto que esto puede hacerse únicamente cuando el cuerpo no ha sufrido algo traumático como un accidente. Suele suceder cuando hay que trasladarlo de un lugar otro, ya sea de un país a otro o de una provincia a otra.

–Tengo temor de decirlo, pero danos más detalles.

–Se necesitan aproximadamente entre cinco y seis litros de líquido, que reemplazan la misma cantidad de sangre que tiene el cuerpo de un adulto promedio de 70 kilos de peso. En realidad se necesita un poco más, porque hay cavidades como abdomen y pulmones que también hay que llenar.

–¿Mientras eso ingresa sale la sangre?

–Exacto, porque el proceso se hace a través de incisiones, pequeños cortes. En las extremidades, por ejemplo, se hacen en la ingle y en las cavidades axilares, para exponer la arteria y la vena correspondiente. Por la arteria se introduce el líquido, y por la vena sale la sangre. Cuando deja de salir sangre y aparece el formol, se completó el proceso.

–¿Se hace a presión?

–Sí, hay que hacerlo con una presión tal que permita el acceso del líquido pero que al mismo tiempo no dañe los tejidos y vasos, y puede realizarse con un aparato mecánico tipo bomba o bien de forma manual. Yo lo hago de forma manual, utilizando una jeringa.

–¿Quiénes contratan para estos trabajos?

–Es parte de los servicios que ofrecen las casas funerarias. En mi caso llevo lo que voy a utilizar, tanto los elementos como el formol diluido. Tienen un espacio para realizar este trabajo con la infraestructura para eso. Es una práctica que lleva su tiempo, y que requiere de cierto grado de precisión y paciencia para que se termine bien.

–Cerremos con una pregunta personal. ¿Cómo decidiste dedicarte a esto?

–¡Jajaja! No podría decirte exactamente, pero sí tengo un recuerdo muy presente. Cuando tenía unos 6 años, le pregunté a mi mamá cómo se llamaba “abrir muertos”. Me contestó “forense”, pero con una cara de terror, como diciendo “¿por qué me estás preguntando eso?”. Creo que a partir de ahí estoy en una búsqueda personal de la que lejos de arrepentirme estoy muy satisfecha. Los colegas con los que trabajo me dicen que eso tiene un solo nombre, y es vocación. No hay que buscarle mucha vuelta al asunto.