Cómo construye el cerebro un hit

Desde enero de este año, cuando salió a la luz, Despacito, de Luis Fonsi, rompió todos los récords. Un especialista brinda una explicación científica de por qué nuestro cerebro la adoptó.

Cómo se construye un hit
Cómo se construye un hit

Por Gabriela Martín

Pasito a pasito, suave suavecito, nos vamos pegando, poquito a poquito, repite seis veces la canción del puertorriqueño Luis Fonsi, pero ¿cuántas veces más la repetimos cada uno de nosotros? ¿Cuánto tiempo permanece un hit en la memoria? Néstor Braidot, doctor en Ciencias, Máster en Neurobiología del Comportamiento y en Neurociencias Cognitivas, explica que, al igual que el amor, puede durar meses, años, una generación completa o un verano.

“Desde comienzos de este año, el mundo entero canta Despacito como si su autor hubiera deducido que, una combinación tan bella de letra y música, activa repetidamente los sistemas emocionales y de recompensa del cerebro, afianzándose en las redes neuronales”, dice Braidot.

Y agrega: "Lo relevante es que hay uno o varios segmentos etarios que la disfrutan masivamente dado el gran potencial de esta canción para generar endorfinas (las conocidas hormonas de la felicidad)".

Basta con observar la expresión de placer de quienes la escuchan, la cantan o la bailan para entender este fenómeno, que se expande a nivel global. En este sentido, un hit puede compararse con una adicción benigna. ¿Por qué? Porque activa centros cerebrales similares a las drogas, asociados al placer y la felicidad. Pero, es posible salir de ella con rapidez (quizá cuando aparezca otro hit).

En el ámbito de las neurociencias se han realizado distintas investigaciones sobre el impacto de la música. En el caso del Pop, la Universidad Emory, de Atlanta, trabajó sobre un estudio que reveló que un escaneo del cerebro de los adolescentes anticipa lo que puede ser un éxito o un fracaso. Del mismo modo, se puede escanear el cerebro de personas de otras edades para ver qué ocurre en sus redes neuronales mientras escuchan determinado tipo de música.

“Aunque a simple vista parezca complicado, en la práctica no lo es: según qué zonas del cerebro se activen y cuáles permanezcan inactivas, podemos saber con un alto grado de certeza si la canción gusta o no”, cuenta el especialista.

Este gran avance en la aplicación de las neurociencias tiene como beneficiarios no sólo a los cantantes, que podrían saltar rápidamente a la fama, sino también a las compañías discográficas.

"Si al escuchar una canción se activa el núcleo caudado, una estructura que se ubica en las profundidades del cerebro y termina en el cuerpo amigdalino, el centro emocional, sabemos que quien la escucha la está disfrutando. Dado que ello genera un aumento de dopamina, el neurotransmisor asociado a estados de placer y felicidad, lo que se escucha se fija poderosamente en la memoria, como el imán y el metal que menciona Despacito en uno de sus estribillos (tú eres el imán y yo soy el metal)2, refiere el doctor en Ciencias.

Y cierra: "La música desinhibe, induciendo a movimientos y expresión de las emociones. Este estado provoca la liberación de adrenalina, que es la hormona de la excitación".

Fuerte adicción

Una investigación emprendida por la Universidad de McGill (Montreal, Canadá), en la que también se usó resonancia magnética, concluyó en que la liberación de dopamina que generan algunas canciones es similar a la que producen el sexo y las drogas.

Excepto cuando se crea para un objetivo, como un jingle, la música es esencialmente abstracta (no nace para ser comprendida, sino sentida). Es muy posible que aquellos que bailan, cantan o acompañan esta canción con sus movimientos, no reparen en la letra. Sin embargo, su cerebro metaconsciente estará haciendo un trabajo fenomenal.

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