"Me apuñalaron en la zona del ano", habló el hombre linchado por falsa denuncia de su ex

Su expareja lo acusó en redes de una violación a su hija. Fue torturado por amigos y vecinos y le quemaron la casa. El hecho no existió.

Gabriel Fernández, linchado y agredido salvajemente por una denuncia de su expareja.
Gabriel Fernández, linchado y agredido salvajemente por una denuncia de su expareja.

Uno de los hechos más dramáticos registrados en Córdoba en el ámbito policial comenzó a ventilarse desde este lunes en los Tribunales de Cruz del Eje.

En el banquillo de los acusados están dos personas imputadas de graves delitos contra Gabriel Fernández, un ciudadano de Capila del Monte que fue falsamente acusado de haber violado a la hija de uno de ellos y que por ese motivo fue atacado salvajemente hasta casi provocarle la muerte.

El hecho ocurrió el 10 de agosto de 2017, fecha en la que Fernández vivió un verdadero calvario por una denuncia inexistente de su expareja, Mónica Gabriela Bonifacio.

Hoy, ella y Enrique Emiliano Saganias deben afrontar un juicio con jurados populares por los delitos de homicidio calificado en grado de tentativa, abuso sexual gravemente ultrajante doblemente calificado, privación ilegítima de la libertad e incendio doloso agravado.

Fernández fue acusado de haber abusado de la hija de su ex pareja, hija y hermana de los acusados. Pero la Justicia comprobó que era una falsa denuncia.

Ese hombre contó este martes al programa Arriba Córdoba, de El Doce TV, todo el calvario que le tocó vivir ese fatídico día.

"Vinieron a mi casa mi excuñado, mi exsuegra aduciendo que venían a arreglar el problema. Yo confiado, abrí la puerta", comenzó contando.

"Me golpean, caigo al piso, entran y me muelen a palos adentro de mi casa. Después me sacaron al patio. Me atan al árbol, me apuñalaron dos veces, una en el pulmón y otra en la zona del ano", detalló y contó que lo dejaron atado al árbol.

"Todo el tiempo fue muy violento. Finalmente prenden fuego mi casa y la casa explota porque yo tenía elementos combustibles, una pequeña fábrica", explicó.

"Me apuntaban con un arma y filmaban con un celular todo lo que me hacían"., dijo a ese medio.

Él se fue a vivir a Buenos Aires y quedó con secuelas que le durarán de por vida, tanto en lo físico como en lo psicológico.

Volvió a Capilla del Monte para reiniciar acá todo lo que había iniciado.