Adriana, es una vecina bahiense. Ella es jubilada y su esposo es profesor, ambos pertenecen al grupo de riesgo. Su familia está compuesta por cinco hijos, de los cuales algunos están en otra ciudad. Además, tienen un pequeña nieta a la que aman muchísimo.
Adriana habló con Vía Bahía Blanca y nos contó que "desde el lunes 16 de marzo que estamos encerrados en casa, nosotros vivimos en un departamento, en un edificio de zona céntrica". En cuanto a las salidas, remarcó que "desde que empezó la cuarentena salí dos veces a realizar las compras a lugares cercanos".
"Soy jubilada y mi esposo es profesor, así que no gasté mucho, porque hice las compras para la semana como lo hacía habitualmente, seleccionando lo necesario", continuó.
"Mi esposo se entretiene en nuestro hogar dando las clases por Internet y yo tejiendo cuadraditos para los acolchados que luego son repartidos desde la Parroquia San Pablo de Punta Alta hacia los más vulnerables".
En cuanto al lado negativo del aislamiento señaló: "Lo que más pena me da es no poder hacer los cursos, las salidas al cine, a desayunar". En cuanto a las modificaciones en su rutina detalló: "Lo que cambie como hábito, que ahora hacemos de a dos es escuchar todos los días la misa en casa, sentarnos a mitad de mañana a tomar algo".
"Pero lo que más extraño es no poder ver a mi nieta, a mis hijos y a todas las personas que quiero. No soportamos estar encerrados", finalizó.
