El Riesgo País es un indicador que elabora la banca estadounidense JP Morgan, empresa financiera creada el año 2000 a partir de la fusión del Chase Manhattan Corporation y la JP Morgan & Co, en los Estados Unidos.
El índice llamado por sus siglas en inglés como EMBI (Indicador de Bonos de Mercados Emergentes) representa la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares, emitidos por países subdesarrollados, y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran "libres" de riesgo.
Que baje el riesgo país de, en este caso la Argentina, significa que se abarata la posibilidad de colocar deuda para financiar la gestión de Gobierno. Y, por contrapartida, que suba como actualmente lo está haciendo superando los 1.000 puntos básicos, complica no solo la posibilidad de emitir pasivos en el mercado global sino que aumenta la desconfianza en el país.
Las economías de los países se construyen de diversas formas, pero un factor fundamental es la confianza: ninguna economía podrá crecer y desarrollarse si los inversores –los dueños del dinero- no confían en ella, sea por el motivo que sea. Y la Argentina viene dando motivos hace muchas décadas.
En principio, el país no tiene una política económica que sea considerada política de Estado y no cambie de acuerdo al partido político que gobierna en un turno. Eso genera una elevada incertidumbre porque se rompen reglas de la tan mencionada "seguridad jurídica" que reclaman los inversores –financieros o productivos- para apostar en el país.
Además, la Argentina acumula una serie de desequilibrios macroeconómicos que le restan estabilidad y crean una fuerte dependencia externa. El déficit fiscal, la inflación, la emisión de deuda y una recesión cada dos años se terminan convirtiendo en un combo explosivo. Y las mediciones de riesgo aumentan.
El economista Miguel Bein lo repite en cada disertación: "La Argentina se debe un debate que ni siquiera empezó; construir una moneda nacional que además de medio de cambio o unidad de cuenta funcione como reserva de valor". Desde su creación en 1983, el peso perdió trece ceros. Esto lleva a que los inversores y ahorristas no confíen en él y se huyan al dólar.
Pero para no irnos por las ramas de un árbol lleno de problemas, desajustes y desmanejos, el riesgo país sube en la actualidad por el análisis negativo que la banca JP Morgan está haciendo de las características políticas, económicas, sociales e incluso psicológicas de la sociedad argentina, que no termina de optar por un rumbo claro.
Este indicador ha tenido picos de entre 6.000 y 7.200 puntos básicos durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. En ese momento, la Argentina estaba en default. Cuando comenzó a pagar las deudas en 2005, el índice bajó considerablemente hasta los 500 puntos. Luego, con Cristina Fernández de Kirchner volvió a dispararse alcanzando picos de 2.000 puntos y nunca estuvo por debajo de los 600 puntos. Ahora, con Mauricio Macri se ubica nuevamente en los 1.000 puntos.
El Gobierno asegura que la posibilidad real de la vuelta del populismo con Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza es lo que impulsa al indicador. Y en la oposición afirman que el índice se escapa porque Cambiemos nunca tuvo un plan económico sustentable y creíble, y ha cometido errores que el mercado financiero no estuvo dispuesto a dejárselos pasar.
Incluso, el riesgo país está directamente relacionado con la eventualidad de que un Estado soberano se vea imposibilitado o incapacitado de cumplir con sus obligaciones con algún agente extranjero, por razones fuera de los riesgos usuales que surgen de cualquier relación crediticia. Y la Argentina debe pagar 183.083 millones de dólares de deuda en los próximos cuatro años. Esa plata, al menos por ahora, no está asegurada a pesar del apoyo del FMI, hoy el mayor acreedor.
Así, el indicador que arma un banco estadunidense vuelve a posicionarse como tema de conversación en los hogares de los argentinos. Un verdadero déjà vu que angustia a los ciudadanos quienes nuevamente se preguntan: ¿Y ahora qué va a pasar?