El informe preliminar difundido por la Air Accidents Investigtion Branch (AAIB) sobre la tragedia de Emiliano Sala apunta a dos posibles razones, entre las que aparece el denominado "espiral del cementerio".
¿De qué se trata? Es un fenómeno común a la noche oscura, con mala meteorología, cuando el horizonte no existe y el piloto no se puede orientar visualmente como sería necesario. La falta de horizonte genera ilusiones sensoriales que se conocen técnicamente como "desorientación espacial", otra de las presuntos motivos que habrían sido causantes del accidente aéreo que le costó la vida a Sala y al piloto británico David Ibbotson.
En este sentido, el síntoma incluye componentes biológicos y físicos. Si bien puede haber una falla mecánica, generalmente esa es no la causa. Es el sentido del equilibrio del piloto que lo lleva a esa zambullida en espiral. Asimismo, la falta de reconocimiento y respuesta a los instrumentos es la fuente más común en esta clase de siniestros.
El piloto cree que está volando al nivel de las alas, pero con descenso indicado en el altímetro e indicador vertical de velocidad. Esto mismo lleva al comandante de la aeronave a subir o bajar.
El avión está en un ángulo y va a describir un gran ángulo en el cielo, tal cual se observa en la última trayectoria del Piper Malibu que trasladaba a Sala rumbo a Cardiff. Si el piloto ajusta esos controles, el avión va a descender en un circulo o espiral.
Incluso hay aspectos que están vinculados al equilibrio en dos estructuras en la zona de los oídos: los canales semicirculares, que detectan cambios de aceleración angular, y los órganos otolitos, que alertan cambios en la aceleración lineal y la gravedad.
En un caso particular del graveyard spiral (traducción al inglés de espiral del cementerio), la mente del piloto se ajusta mal a su nivel real. Por ende, no se apoya en los instrumentos de altitud porque el vestibular esta reportando erróneamente la fuerza de gravedad en la cabeza del piloto.
La única solución hubiese sido que el piloto fuera entrenado con un instructor y aprendiera a volar con instrumentos. Pero no fue el caso de Ibbotson, quien transportaba a Sala y que, según el primer reporte de la AAIB, seguía el plan de vuelo con un software en una tableta, con un sistema para amateurs y con una licencia privada no comercial.