Argentina salió a jugar el partido con la obligación de ganar para seguir con chances. Sin embargo, no tuvo peso ofensivo, ya que Lautaro Martínez fue el único delantero de punta y estuvo en soledad.
Brasil aprovecharó la velocidad de sus volantes y delanteros. Así llegó al gol en la primera jugada de claro peligro, luego de que el delantero Richarlison dominara la pelota en el área y ensayara un remate potente que se metió en el palo derecho del arquero Facundo Cambeses.
Luego del gol recibido, Argentina se adelantó en el campo con la obligación de revertir el resultado: ganó la zona del mediocampo gracias al trabajo del capitán Santiago Ascacibar y al crecimiento de Brian Mansilla por el sector derecho del ataque.
De a poco, los argentinos se acercaron al arco defendido por Lucas Perri, a veces con más ganas que fútbol. Así, el once albiceleste logró tener chances, aunque faltó ser efectivo. Mientras que Brasil tuvo la oportunidad de aumentar la diferencia, tras un cabezazo de Leo Santos que dio en el travesaño.
Argentina logró el empate gracias a un rebote que le quedó a Brian Mansilla, tras un córner.
El segundo tiempo, en tanto, fue más luchado que jugado por parte de los dos, aunque Brasil tuvo una jugada a su favor de arranque, con una subida del lateral izquierdo Laycon que sacó un remate violento que salió apenas desviado al lado del palo izquierdo de Cambeses.
El desarrollo del encuentro continuaba parejo hasta que a los 18 minutos el árbitro chileno Roberto Tobar cobró penal poruna falta en el área del mediocampista argentino Tomás Belmonte. El delantero Felipe Vizeu lo cambió por gol a los 20 minutos.
Luego del gol brasileño, el partido se desdibujó y Argentina parecía no contar con las herramientas necesarias como para equilibrar la pizarra. Aunque en el último instante del partido, gracias al esfuerzo colectivo, el pibe Lautaro Martínez decretó de cabeza el empate 2-2 para darle una nueva chance al representativo albiceleste.
En la próxima jornada (quinta y última), Argentina enfrentará a Venezuela con la obligación de ganar por una diferencia holgada y a la espera de un eventual tropiezo de Brasil ante la eliminada Colombia, como para tomar uno de los cuatro cupos disponibles para el próximo Mundial de Corea del Sur.