Al menos 27 personas murieron este domingo en un iglesia baptista de Texas (EE.UU.) como resultado de un tiroteo iniciado por David Patrick Kelley, el atacante de 26 años cuyo cuerpo fue encontrado en su auto poco tiempo después del atentado.
Kelley ingresó poco antes del mediodía y luego abrió fuego contra hombres, mujeres y niños que asistían a una misa.
El suceso se registró en una iglesia ubicada en Sutherland Springs, 45 kilómetros al sureste de San Antonio (Texas), y aún se desconoce si Kelley fue abatido o se suicidó tras perpetrar el violento ataque.
"Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas", declaró el presidente estadounidense Donald Trump en rueda de prensa en Tokio, primera escala de su gira por Asia.
Kelley ingresó al templo vestido de negro con un chaleco antibalas y comenzó a disparar indiscriminadamente. Al concluir su masacre, salió de la iglesia y dejó caer el fusil mientras escapaba de un civil que lo perseguía disparando una escopeta, según confirmó el sheriff Joe Tackett en una conferencia de prensa.