"Tengo tres acá en la tierra, Luca (10), Sofi (5) y Bauti (3), y la tengo a Chiara, que está en el cielo", dijo Laura Panam Franco que es su frase de cabecera cuando le preguntan por sus hijos. Contó la conductora infantil que para ella y su marido, Ricardo Pini, fue muy difícil superar el difícil momento en el que perdieron a su beba de nueve meses de gestación.
"Panam" estuvo Invitada el sábado a "PH, Podemos Hablar", (Telefe) y, ante la pregunta de Andy Kusnetzoff de que diera un paso al frente "aquellos a los que la vida les dio una piña". pasó y contó su historia en primer lugar: "Fue en el 2013. Estaba embarazada de nueve meses y, a dos días dar a luz, fui al Otamendi y la beba no tenía latidos. Así que de urgencia me operaron", comenzó su triste relato.
Siguió relatando con angustia: "Cuando me estaban operando y sacaron a la bebé, tomé conciencia que había perdido a mi hija. Y necesité que me la traigan y que me la pongan en el pecho. Porque necesitaba sentir su corazón con el mío. Estaba abatida totalmente".
En esa época, la conductora ya tenía un hijo mayor, de tres años. "Solo pensaba en ponerme bien por él. Pero en ese momento que la abracé, sentí que la beba se quedó conmigo. ¿Viste cuando decís, por más que se vaya a otro plano, 'ella quedó conmigo para siempre'? Ahí me detectaron trombofilia y después tuve la bendición de volver a ser mamá de Sofi y Bauti", explicó.
Sostuvo también que está segura de que Chiara, la beba que perdió, la sigue protegiendo "en otro plano", pero también necesitó mucha ayuda para salir adelante. "Fue muy importante el amor de mi mamá, de mi marido, que me mantuvo ahí durante un mes, dos meses, en los que estaba en el aire totalmente. Y también necesité ponerme de pie y subirme al escenario, ver las miradas de los nenes que son puros, que no tienen maldad y que me llenaban de energía. Pero esa fue la peor piña que recibí", dijo Panam al borde del llanto.
Y siguió: "No estás preparado cuando das a luz para perder un bebé. Perdí a mi papá en otro momento y lloré un montón, porque yo era la princesa de la casa desde siempre. Y fue una piña. Pero esto es como que me descolocó. Y yo siempre me sentí fuerte. Pero me quebró, me caí. Y gracias a Dios que estaba ahí mi familia, mis sobrinos, mis hermanos, mis amigos incondicionales y, sobre todo, mi marido que se puso la familia al hombro".
Laura recordó que su hijo la miraba cuando estaba mal y le decía: "Mamá, Chiara se fue al cielo, no llores". "Dije: 'Yo me tengo que poner bien por Lucas y él me tiene que ver fuerte. Tiene que sentir que su mamá no se deja abatir'", explicó. Y contó que, en ese momento, había leído una frase de Haruki Murakami que decía: "El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional".
"Yo me sentía depresiva, no quería levantarme. Y dije: 'No puedo dejar que este dolor me tire y que no vuelva a creer, a tener ilusión'. Así que, enseguida, busqué un grupo de médicos, el de la doctora Hilda Ruda Vega, que es una genia total, y su equipo. Y les dije: 'Yo quiero volver a ser mamá, es la única manera de sanarme'", explicó Laura. Fue entonces cuando comenzó a inyectarse heparina, un anticoagulante que se utiliza en los casos de trombofilia. Y, así, logró completar su familia con dos niños más, lo que, según expresó, fue como "una bendición".