George Floyd, el afroamericano cuya muerte a manos de un policía desató protestas a nivel mundial y puso al mundo a reflexionar sobre la injusticia racial, es despedido en una iglesia de Houston, Estados Unidos, antes de su entierro. Para permitir un mayor distanciamiento debido al coronavirus, solo ingresaron 500 personas.
Familiares y cientos de invitados, entre ellos legisladores, deportistas y actores, se reunieron en la iglesia Fountain of Praise, donde se realiza la ceremonia para honrar la memoria de Floyd. Sus restos descansan en un ataúd dorado, sobre un altar adornado con flores y dos imágenes del fallecido vestido con una gorra negra y con alas de ángel.
"Podemos llorar, podemos estar en duelo, pero vamos a ser reconfortados y vamos a encontrar esperanza", dijo al inicio de la ceremonia Mia Wright, una de las líderes religiosas de la congregación. "Esto es más que un momento en el tiempo, es un movimiento que impacta todo nuestro tiempo", aseguró por su parte el congresista demócrata Al Green.
La familia de Floyd, que decidió vestir de blanco para la ceremonia, entró a la iglesia con mascarillas y escoltada por el reverendo Al Sharpton, un activista por los derechos civiles que estará a cargo de una parte del homenaje.
En un mensaje grabado que fue transmitido durante el funeral, el candidato demócrata para la Casa Blanca, Joe Biden, dijo que llegó el momento de la "justicia racial" en Estados Unidos.
El afroamericano ya fue homenajeado la semana pasada en Minneapolis y el fin de semana en Carolina del Norte, cerca del lugar donde nació. El lunes, cerca de 6.000 personas se acercaron al velorio en Houston.
Después de la ceremonia, los restos de Floyd serán trasladados en una carroza hasta el cementerio, donde será enterrado junto a su madre.