Acuerdo entre Cambiemos y el massismo para echar a Julio De Vido

Ambas fuerzas sumarían 123 votos de los 171 necesarios en caso que todos los diputados estén presentes en la sesión de la semana que viene.

Por Juan José Domínguez

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y un paso en falso puede costar caro. Por eso, el massismo decidió hoy acompañar a Cambiemos en su afán de expulsar de la Cámara de Diputados a Julio de Vido. Si juntan los votos, el exministro de Planificación del kirchnerismo, que con el cambio de gobierno asumió como diputado en diciembre de 2015, será echado la semana que viene, en una sesión a 18 días de las primarias.

El oficialismo sostiene que De Vido está involucrado en un centenar de causas de corrupción y que por eso cabe la figura de "inhabilidad moral" establecida en el artículo 66 de la Constitución nacional, que establece que con los dos tercios de los votos y en sesión se podrá excluir a un diputado o senador de la Nación.

El massismo reclamó darle a De Vido la posibilidad de defenderse y fundamentar la expulsión. Por eso, al diputado del Frente para la Victoria-PJ se lo citará a la reunión de comisión para que amplíe el descargo que ya presentó por escrito este miércoles. En ese descargo De Vido se jacta de no estar "condenado en ninguna causa" de corrupción, por lo cual rechaza su expulsión y atribuye el intento de echarlo a razones políticas.

El acuerdo entre Cambiemos y el massismo —al que podría sumarse el Bloque Justicialista, que responde a los gobernadores del PJ— consiste en emitir el martes dictamen sobre la expulsión en la comisión de Asuntos Constitucionales y el día siguiente tratarlo en sesión.

Por ahora no tienen los dos tercios Pero el objetivo de Cambiemos, ahora con el acompañamiento del massismo, no será sencillo: tienen que conseguir los dos tercios de los votos de los presentes para echar a De Vido.

Si estuvieran presentes en la sesión del miércoles que viene los 257 diputados, el oficialismo y el interbloque federal Unidos por una Nueva Argentina (UNA), que lidera Sergio Massa, juntan 123 votos. Deberían reunir 171. Es decir que, estando todos sentados, el oficialismo le faltarían 48 votos.

Los que rechazarán la expulsión son los 73 del Frente para la Victoria-PJ (incluido Carlos Heller, que tiene bloque propio pero es aliado) y los 5 del Peronismo para la Victoria: el diputado Remo Carlotto, de este último bloque, dijo a La Voz/Los Andes que la expulsión de De Vido podría generar un precedente peligroso para el futuro.

Es decir que Cambiemos, con el kirchnerismo y el Movimiento Evita en contra, apuntará a los bloques que aún no se han expresado sobre la expulsión de De Vido.

El Bloque Justicialista, que es un aliado ocasional de Cambiemos en la sanción de leyes y está integrado por 17 diputados, se sumaría al acuerdo Cambiemos-massismo, aunque sus diputados aún no lo habían confirmado. Lo mismo, los 8 de Progresistas y el sanluiseño Claudio Poggi.

En caso de que estos tres espacios sí acompañen la expulsión, al oficialismo le faltarán 22 votos para echar a De Vido.

Los que tampoco han expresado sus posiciones son los 6 del Frente Cívico por Santiago (responden al exgobernador radical kirchnerista Gerardo Zamora), los 4 del interbloque Juntos por Argentina (del exmassista Darío Giustozzi), los 3 de Compromiso Federal (que responde a los hermanos Rodríguez Saá, que ahora apoyan la candidatura de Cristina Kirchner a senadora por la provincia de Buenos Aires), los 3 del Frente para la Concordia Misionero (del exgobernador Maurice Closs), los 4 trotskistas, los schiarettistas Andrés Guzmán y Ramón Bernabey, y los monobloques que integran Alcira Argumedo, Omar Plaini, Alfredo Olmedo, Héctor Daer, Graciela Caselles y Sandro Guzman. Es decir, 30.

Aunque el miércoles próximo estos 30 diputados levantaran la mano a favor de la expulsión, el oficialismo y el massismo no reunirían los dos tercios. De cualquier manera, esta hipótesis es sobre la presunción de que estarán presentes todos los diputados. Pero basta con que sean los dos tercios de los presentes, según la ley. Es decir que las ausencias (gripes, viajes, compromisos) podrían ser un ruidoso silencio.