El drama de alquilar: muchos turistas y pocos vecinos en capitales de Europa

Los habitantes dejan los edificios, reemplazados por departamentos turísticos. En Barcelona, la población del barrio Gótico cayó un 30%. 

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Miles de turistas ocupan las laberínticas calles en visitas guiadas, excursiones con bicicleta y patinetes eléctricos, mientras los edificios se van vaciando de vecinos para dejar paso a apartamentos turísticos y pisos de lujo. La población del barrio no para de disminuir: de 27.470 en 2006 a 15.624 en 2015.

Además, el 63% de los habitantes son “flotantes”, es decir, visitantes o inquilinos temporales. En el conjunto del distrito, Ciutat Vella, que engloba el casco viejo y la principal playa de la segunda ciudad española, se pierden 104 vecinos al mes, según el ayuntamiento.

Paralelamente, el precio de alquiler del m2 subió de 14,4 a 19 euros en dos años, según Idealista, principal portal inmobiliario en España. Sus vecinos culpan a la especulación inmobiliaria y al turismo masivo generado por las plataformas de alquiler de departamentos turísticos. Lo mismo ocurre en otras ciudades europeas como París, Londres o Milán.

Ya “no estamos hablando de gentrificación, de la substitución de la población original por otra más rica. Estamos hablando de un vaciado del centro histórico”, explica Gala Pin, concejal municipal de Ciutat Vella.

Un vecino histórico del barrio Gótico de Barcelona cuenta que pagaba casi 500 euros por su piso. Cuando lo echaron, fue imposible quedarse en el barrio: "Me pedían 1.000, 1.200, 1.500 euros cuando mi pensión es de 675 euros". "Los centros urbanos son concebidos como máquinas de hacer dinero mientras las clases populares son desplazadas hacia fuera", denuncia el sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, Daniel Sorando, coautor de un libro sobre la materia, "First we Take Manhattan".

Varias capitales sufren el fenómeno y buscan regularlo. En París, Londres y Ámsterdam limitaron el tiempo de alquiler e impusieron un registro. Barcelona multó a las plataformas Airbnb y Homeaway con 600.000 euros por publicitar apartamentos sin las licencias necesarias.

Estudios realizados en ciudades como Berlín, Los Angeles, Londres o Barcelona demuestran que “el número de casas ofertadas para un uso exclusivamente profesional (apar tamento entero por mas de 120 días) es demasiado bajo para tener impacto en el mercado inmobiliario”. En el distrito de Ciutat Vella, “hay tres veces más casas vacías que anuncios de casas enteras en Airbnb”, asegura su director de comunicación en España, Andreu Castellano.

Sin embargo, en París, primer mercado mundial de Airbnb con unos 65.000 anuncios, la alcaldía cifra en 20.000 el número de pisos retirados de alquiler.