En lo que significa su primera misión al exterior en calidad de Presidente de la Nación, este miércoles Alberto Fernández llegó a Israel junto a una delegación "reducida", según los términos de la diplomacia.
El Presidente arribó esta mañana al país europeo en un vuelo de Alitalia, con escala en Roma, junto al canciller Felipe Solá, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, el diputado nacional Eduardo Valdés, el secretario de Comunicación Juan Pablo Biondi y la primera dama, Fabiola Yáñez.
La comitiva de seis integrantes regresará al país el sábado. En Jerusalen, el presidente Fernández participará el jueves de la reunión de “World Holocaust Leaders Forum”, quinta cumbre de la que tomarán parte mandatarios de otros países como el presidente francés Emmanuel Macron, el presidente ruso Vladimir Putin, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, además del anfitrión y primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El foro internacional que espera a Alberto Fernández tendrá como tema principal “Recordando el Holocausto y luchando contra el antisemitismo”. Este año se cumple el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz.
Este miércoles, en la residencia presidencial en Jerusalem, habrá una cena oficial con la presencia de 40 mandatarios mundiales, entre ellos miembros de la realeza europea. Se espera que en la ocasión se realicen entrevistas bilaterales.
Este viernes, antes de regresar a Buenos Aires, a las 10 de la mañana (5 AM en Buenos Aires) Fernández mantendrá una reunión bilateral con el presidente anfitrión Reuven Rivlin, en la sede de gobierno israelí. Ese mismo día, una hora después, tendrá otra reunión con el primer ministro Benjamin Netanyahu.
El jueves, el presidente Fernández y representantes de otros países participarán de una ceremonia en el Museo del Holocausto en Jerusalem, donde también tendrá lugar el foro mundial.
“Nuestro país ha mantenido una firme y sostenida política de lucha contra la discriminación en todas sus formas y ha apoyado todas las iniciativas que sirvan para fomentar un diálogo para promover una cultura de tolerancia y paz a todos los niveles”, dijo Felipe Solá, para explicar la relación entre Argentina e Israel.
Desde cancillería se recordó que Argentina fue el primer país de la región que reconoció al Estado de Israel (durante la primera presidencia de Perón); también se mencionó el decreto de Cristina Fernández que en 2010 que declaró de interés nacional el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
Un documento de Cancillería indica que “históricamente nuestro país mantiene superávit comercial con Israel (38,6 millones de dólares en 2018)”. El Estado de Israel es un país importador de alimentos, donde su seguridad alimentaria está garantizada por una combinación de producción local e importaciones. El comercio bilateral de 2018 según datos de Cancillería, fue de 382 millones de dólares.
El mismo documento, sostiene que Israel representa distintas “oportunidades comerciales”. En “alimentos”, Argentina podría incrementar el comercio en “carnes, pescados, frutas, conservas, alimentos congelados, ciruelas, ajos, arándanos, legumbres, leche en polvo, pasta de maní, mermeladas, insumos para la industria alimenticia, gelatinas, trigo, habas de soja, legumbres y vino”.
También hay “potencialidad” en maquinaria agrícola, equipamiento para la industria alimenticia y gastronómica, industria química y productos inmunológicos, y aleaciones de aluminio”. Sobre a la industria automotriz, se recordó que “Israel no cuenta con producción e importa de Asia y Europa”.
La ausencia de Alberto Fernández del país durante cuatro días implica el regreso de Cristina Kirchner como presidenta de la Nación, después de poco más de cuatro años. "Son 1503 días", apuntan los más meticulosos. Según fuentes oficiales, la vicepresidenta no irá a la Casa Rosada, sino que continuará desarrollando su agenda legislativa desde las oficinas del Senado. Así, el Ejecutivo, en los hechos, quedará a cargo del jefe de Gabinete Santiago Cafiero y del ministro del Interior, Eduardo de Pedro. Cristina Fernández volverá formalmente a ocupar la presidencia, cuando a fin de mes Alberto Fernández viaje a Roma, para reunirse el 31 con el Papa Francisco.
Hospedaje
El presidente eligió quedarse en el hotel King David, un símbolo de la época colonial en Jerusalén que no solo impresiona por sus dimensiones, sino especialmente por su historia: el 22 de julio de 1946 un grupo armado judío hizo volar parte del edificio y mató a más de 90 personas.
Por entonces, tanto lo que hoy es Israel como los territorios palestinos ocupados estaban bajo el control del imperio británico bajo la figura del protectorado de Palestina y, para 1946, la relación entre los grupos armados judíos que exigían un Estado soberano judío y Londres estaba en su peor momento.
La sede del gobierno colonial y de sus fuerzas militares se encontraba en el ala sur del imponente edificio del hotel King David, a solo unas cuadras de la Puerta de Jaffa, una de las entradas y salidas más populares del lado occidental de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El responsable del ataque fue el Irgun, una milicia judía dirigida por Menahem Begin, quien décadas después fue el sexto primer ministro de Israel. En ese momento, el atentado y sus responsables fueron calificados de terroristas por el gobierno británico.
Los hombres del Irgun se disfrazaron de árabes y llenaron envases de metal de leche con más de 300 kilos de explosivos. Detonaron a modo de distracción una carga menor en un café que daba a la calle y la carga principal, que derrumbó una de las esquinas del hotel, en su ala sur.
El grupo armado llamó al hotel para prevenir a los empleados -y hasta se cree que los británicos se enteraron-, pero ni las autoridades del hotel ni las del gobierno colonial ordenaron una evacuación.
La mayoría de las víctimas fueron empleados del hotel o del gobierno colonial.
El ataque fue una represalia por una reciente ofensiva británica que había concluido con la detención de muchos líderes judíos y un gran número de documentos secuestrados y guardados en el hotel King David.
Los británicos siguieron usando el hotel como su sede hasta 1948 y lo abandonaron apenas unos días antes de que Israel declarara su independencia, ya inmersa en una guerra con los palestinos y sus vecinos aliados.
El King David recién volvió a funcionar como hotel después de la Guerra de los Seis Días, el segundo conflicto que enfrentó a Israel con una coalición de vecinos árabes.
Desde entonces, se ha convertido en un símbolo de la violenta historia reciente de Jerusalén y en uno de los hoteles predilectos de los principales líderes del mundo, como lo volvió a demostrar esta semana con la presencia del presidente francés Emmanuel Macron y del príncipe Carlos de Reino Unido, entre otros.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.