Irán prometió "fuertes represalias" tras un ataque de Estados Unidos cerca del aeropuerto de Bagdad que mató al general de mayor rango de Teherán, Qassem Soleimani, quien además fue el arquitecto de sus intervenciones en Oriente Medio. El ataque dirigido disparó las tensiones entre las dos naciones rivales.
La muerte de Soleimani marcó una escalada importante en el enfrentamiento entre Washington y Teherán, que ha ido encadenando una crisis tras otra desde que el presidente Donald Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear de 2015 e imponer paralizantes sanciones económicas.
Estados Unidos pidió a sus ciudadanos que salgan de Irak "inmediatamente". La embajada norteamericana en Bagdad, que fue atacada por milicianos respaldados por Irán y otros manifestantes a principios de semana, está cerrada y todos los servicios consulares quedaron suspendidos, informó el Departamento de Estado.
En Irak hay aproximadamente 5.200 soldados estadounidenses que colaboran en la formación de las fuerzas locales y en la lucha contra el grupo extremista Estado Islámico.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, advirtió que a Washington "le esperan fuertes represalias" tras el ataque y se refirió a Soleimani como "la cara internacional de la resistencia". Además, declaró tres días de luto por la muerte del general.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, calificó la matanza como un "crimen atroz" y prometió que su país "se vengará".
El ataque y cualquier posible represalia de Teherán podrían avivar un conflicto que salpica a toda la región y poner en peligro a las tropas de Estados Unidos en Irak, Siria y otros países. En las dos últimas décadas, Soleimani había creado una red de poderosas milicias armadas que se extendía hasta Líbano, a las puertas de Israel.
En tanto, el Departamento de Defensa estadounidense informó que Soleimani "estaba desarrollando activamente planes para atacar a diplomáticos y militares estadounidenses en Irak y en toda la región".