Alberto Fernández: "Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina"

El presidente y la vicepresidenta electos iniciaron oficialmente sus mandatos.

Gabriela Michetti preside la Asamblea legislativa en la que Alberto Fernández asumirá como presidente. (Web)
Gabriela Michetti preside la Asamblea legislativa en la que Alberto Fernández asumirá como presidente. (Web)

El presidente electo Alberto Fernández, el 43° mandatario constitucional de la Argentina, asumió este martes en el Congreso e hizo foco en el hambre, la economía y el endeudamiento que dejó el saliente Mauricio Macri. Y avisó que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) será "intervenida".

Alberto Fernández y Cristina Kirchner juraron como presidente y vicepresidenta de la Nación, respectivamente. (Federico López Claro)
Alberto Fernández y Cristina Kirchner juraron como presidente y vicepresidenta de la Nación, respectivamente. (Federico López Claro)

"No es un día cualquiera en nuestra memoria colectiva, es el día que la Argentina soportó la más cruel de las dictaduras hace 36 años. Ese dia asumía Alfonsín y nos devolvía la institucionalidad que habíamos perdido", comenzó Fernández, quien estuvo acompañado por la vicepresidenta Cristina Kirchner.

En relación con la deuda con el FMI y los acreedores, el nuevo presidente avisó que su gobierno "no" le dará "tratamiento parlamentario al presupuesto proyectado por el gobierno saliente para el 2020".

Alberto Fernandez y Cristina Kirchner. (AP)
Alberto Fernandez y Cristina Kirchner. (AP)

"Sus números no reflejan los compromisos de deuda, ni la realidad de la macroeconomía, ni los compromisos sociales", argumentó el líder del Frente de Todos, quien precisó que hay una "situación de virtual déficit".

Y agregó: "No hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Buscaremos una relación constructiva y cooperativa con el FMI y nuestros acreedores. El país tiene la voluntad de pagar pero carece de capacidad para hacerlo".

Por su parte, haciendo referencia a las economías familiares, avisó que lanzará un "sistema de créditos que brinde préstamos a tasas bajas como parte de las políticas públicas" por los "altos niveles de endeudamiento con tasas usurarias".

Alberto Fernández recibe el bastón presidencial por parte de Mauricio Macri. (REUTERS/Agustin Marcarian).
Alberto Fernández recibe el bastón presidencial por parte de Mauricio Macri. (REUTERS/Agustin Marcarian).

Sobre el plan contra el hambre, cuestión sobre la cual Fernández fue reiterativo durante su campaña, consideró que hay que "superar el muro del hambre que deja afuera de la mesa a un montón de hombres". Asimismo, adelantó que en los próximos días estarán trabajando para enfrentar esa problemática.

En ese sentido, informó que desde su gobierno decidieron que la AFI sea "intervenida" para una "reestructuración de todo el sistema de inteligencia del Estado" y reveló que "los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia no solo dejarán de ser secretos sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del plan contra el hambre en la Argentina". 

Y detalló: "Como paso inmediato, dispondré la derogación del decreto 656/2016 que fue una de las primeras medidas que la administración anterior promovió y que significo consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia del Estado".

Además, manifestó que trabajará para que los jóvenes puedan insertarse en el mercado laboral, anunció que decretará la emergencia sanitaria y señaló que Educación volverá a tener "rango ministerial".

El perfil del nuevo presidente

Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1983, Fernández trabajó como conjuez del juzgado federal de San Isidro, en Buenos Aires, e inició su carrera política como líder del ala juvenil del Partido Nacionalista Constitucional.

En los años de gobierno del radical Raúl Alfonsín, fue subdirector general de Asuntos Jurídicos del ministerio de Economía. Y entre 1989 y 1995, superintendente de Seguros de la Nación.

Foto: AP/Rebecca Blackwell.
Foto: AP/Rebecca Blackwell.

Entre 1996 y 1999 se desempeñó como funcionario del gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde. La crisis de principios de siglo lo encontró primero como legislador porteño por el partido de Domingo Cavallo y luego como uno de los creadores del Grupo Calafate, un think tank que elaboró la estrategia para llevar a Néstor Kirchner al poder en 2003.

Fernández fue el inseparable jefe de Gabinete de Kirchner y continuó en el cargo en la presidencia de Cristina Fernández. Estuvo ocho meses: el 23 de julio presentó su renuncia, una semana después de que el Congreso diera un revés político histórico al gobierno en el marco del conflicto con el campo por las retenciones móviles.

Un nuevo camino

Fernández era profesor de Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Estaba colaborando en la reunificación del peronismo y soñaba con ir de embajador a España cuando asumiera el nuevo Gobierno impulsado por el PJ y el kirchnerismo. Estaba confiado.

Pero la vida de quien también es guitarrista, adicto al jugo de pomelo y divorciado desde 2005 cambió en la mañana del 18 de mayo último. Tras hablar con él, Cristina Kirchner publicó un video en redes sociales en el que comunicó dos decisiones que reconfiguraron la política nacional.

En primer lugar, dijo que se corría de la carrera presidencial. Y luego afirmó que el candidato sería Alberto Fernández, su ex jefe de Gabinete con el que estuvo peleada y distancia durante una década, entre 2008 y 2018.

La decisión de Cristina generó un cimbronazo. El proceso de reunificación peronista que venía muy lento desde hacía un año, aceleró vertiginosamente y en tres meses el nuevo Frente de Todos se alzó con una victoria aplastante en las elecciones primarias.

Varios factores erigieron el escenario: la paz y la alianza entre el kirchnerismo duro y el PJ tradicional. Y los malos resultados económicos obtenidos por la administración de Mauricio Macri.

El electorado le dio a Fernández y Kirchner una victoria holgada en las generales del 27 de octubre. Pero dejó a Juntos por el Cambio, el espacio liderado hasta al menos hoy por Macri, con el 40% de los votos, un piso que la coalición ahora opositora buscará hacer valer.

Construcción de poder

La configuración del Poder parecía compleja el 28 de octubre a la mañana. Pero Cristina inició en el Congreso un camino de construcción que la llevó a lograr, con alianzas estratégicas, la primera minoría en Diputados y el Senado.

Mientras Cristina, con su hijo Máximo Kirchner como jefe de la bancada oficialista en la Cámara baja, tendrá casi el control del Congreso, el Presidente de la Nación conducirá el Poder Ejecutivo rodeado de leales para pilotear un país en crisis.

REUTERS/Agustin Marcarian
REUTERS/Agustin Marcarian

En una República presidencialista, Fernández será el protagonista. Pero habrá una influencia decisiva de su vicepresidenta, aportante de dos de cada tres votos y autora ideológica del regreso del kirchnerismo al poder, después de haber gobernado entre 2003 y 2015.

Fernández quiere una relación estrecha, de ida y vuelta, con los gobernadores. Y a partir de allí hacer crecer su base de sustentación, motorizada por de resultados económicos alentadores.

En punto de partida

El nuevo Gobierno asume en un país en recesión desde hace un año y medio. La deuda está al borde del default. Y hay un cepo cambiario que no permite comprar más de 200 dólares, después de una suba del tipo de cambio del 541% (oficial) y 368% (blue) en cuatro años.

La inflación anual es del 55% y la pobreza, según la Universidad Católica Argentina, fue del 40,8% en el tercer trimestre y cerrará el 2019 más arriba. El desempleo roza el 12% y los salarios son 18% menores en pesos y la mitad en dólares. en términos reales, que a finales de 2015. La presión impositiva alcanza el 40%, tras haber caído tres puntos.

Macri también deja 43.784 millones de dólares de reservas brutas (12.000 millones netos); un déficit fiscal primario reducido de 0,4% del Producto Bruto; tarifas corregidas hasta cerca de su nivel pleno; y un tipo de cambio real competitivo, similar al de 2007.

Producto de la devaluación del 84,5% de la moneda nacional, de la recesión y del desplome de las importaciones, también queda una balanza comercial superavitaria de 12.000 millones de dólares.

Ante esas y muchas variables, Fernández deberá poner en marcha el plan económico que diseñó junto a sus ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, además de quien será su vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca.

Dependerá de ellos lograr la estabilización de la economía para ponerla en condiciones de crecer. La depresión en la demanda de dinero es una oportunidad: un alza por mayor actividad económica posibilitaría una menor tasa de inflación, siempre y cuando, se reestablezca la confianza y mejoren las expectativas a futuro.