La actriz Carrie Fisher tenía restos de drogas en su cuerpo cuando murió, de acuerdo con los resultados de la autopsia que, sin embargo, concluyeron que estas drogas no fueron la causa determinante de su fallecimiento a los 60 años el 27 de diciembre pasado, sino apnea de sueño.
El reporte toxicológico reveló que la actriz tenía en su organismo restos de cocaína, metadona, etanol y opiáceos cuando falleció. Las autoridades indicaron que podría haber consumido cocaína en algún momento dentro de las 72 horas previas a su muerte.
"De acuerdo con la información toxicológica disponible, no podemos establecer la relevancia, respecto a la causa de su muerte, de las múltiples sustancias que fueron detectadas en la sangre y el tejido de Fisher", dijeron los forenses en su escrito.
Coincidiendo con las revelaciones sobre la muerte de la actriz el pasado viernes, su hija Billie Lourd divulgó un comunicado acerca de las circunstancias que rodearon la muerte de Fisher, quien a lo largo de su vida afrontó numerosos problemas con las drogas.
"Mi madre luchó contra la adicción a las drogas y las enfermedades mentales toda su vida. Finalmente murió por eso. Ella fue deliberadamente transparente en todo su trabajo acerca de los estigmas sociales que rodean estas enfermedades", afirmó.